El sueño de la mediación de Carter
El Centro Carter mantuvo 'contactos informativos' con Elkarri, pero declinó mediar entre el Gobierno y ETA
La concesión el pasado viernes del premio Nobel de la Paz al ex presidente de EE UU Jimmy Carter más allá de suponer un varapalo para las iniciativas belicistas de George W. Bush tiene también su derivada vasca.
Elkarri, el movimiento a favor del diálogo, que lidera Jonan Fernández, ha trabajado intensamente con el Centro Carter desde mediados de los años 90. No tuvo éxito a la hora de involucrarle en un proceso de mediación en el País Vasco, pero ha conseguido que alguno de sus ex máximos responsables colaboren en el final de la devaluada Conferencia de Paz de Elkarri, cuyas conclusiones se presentarán el próximo día 26 en Bilbao.
La concesión del premio Nobel de la Paz al ex mandatario estadounidense ha coincidido en el tiempo con un seminario organizado, dentro de su Conferencia, por este movimiento social por el diálogo y el acuerdo con cuatro expertos internacionales en resolución de conflictos. Entre ellos, además de una figura clave en las conversaciones para resolver el conflicto de Irlanda del Norte, el sacerdote redentorista Alec Reid, estaba el que fue hasta 1999 director del Programa de Resolución de Conflictos del Centro Carter y presidente del Comité sobre Derechos Humanos del citado centro, Harry Barnes. En la actualidad, Barnes es consejero de ASIA Society y asesor en organismos internacionales como Human Rights Watch-Asia.
El interés de Elkarri por 'internacionalizar' el conflicto vasco le llevó, poco después de que se firmara el Acuerdo de Viernes Santo para el Ulster, en abril de 1998, a apostar firmemente por el 'modelo irlandés' como fórmula aplicable para Euskadi. El remedo que supuso el Acuerdo de Lizarra en septiembre de 1998, con tregua de ETA incluida, naufragó en diciembre de 1999 con el anuncio por parte de la organización terrorista de la vuelta a los atentados.
En los últimos meses, Elkarri ha mantenidos diferentes contactos en EE UU para intentar dar una cobertura internacional a su Conferencia de Paz. Y el Centro Carter, un viejo conocido para Jonan Fernández, no podía faltar en su agenda. De hecho, tras la celebración de la primera Conferencia de Paz auspiciada por Elkarri, en marzo 1995, este grupo ya tocó la puerta del ex presidente estadounidense.
Viaje a Atlanta
Jonan Fernández viajó en abril de 1995 a Atlanta, la capital del Estado natal de Jimmy Carter (Georgia), para mantener su primer encuentro con los miembros de la Fundación Carter, que ha intervenido en Sudán, Angola, Corea, Estonia y Liberia, entre otros países. Desde entonces, su organización no ha dejado de cultivar esos contactos. Y eso pese a que el Centro Carter dejó claro casi desde el principio que no había posibilidad real de mediación si las partes involucradas -en principio, ETA y el Gobierno central- no aceptaban su intervención, algo elemental en el mundo de la mediación.
Entonces, la oficina del Comité de Resolución de Conflictos del organismo fundado en 1982 por Jimmy Carter fue diáfana al tildar de 'contactos informativos' las reuniones mantenidas por Jonan Fernández y los responsables de ese comité. Aunque durante un tiempo desde Elkarri se utilizó el señuelo del Centro Carter como puerta para la internacionalización del conflicto vasco, la vía Carter nunca llegó a buen puerto. Y el sueño de Jonan Fernández cayó en el olvido.
La reciente visita de Harry Barnes, en el marco de la Conferencia de Elkarri, y la decisión de la Academia sueca de conceder el premio Nobel de la Paz a Carter ha supuesto un inesperado balón de oxígeno para los devaluados trabajos de Elkarri.
El lehendakari, Juan José Ibarretxe, también ha elogiado la labor del Centro Carter. 'Muestro mi sincera alegría por que Jimmy Carter sea un nuevo símbolo de la paz', dijo en un comunicado Ibarretxe, 'porque refleja que el camino del entendimiento siempre es mejor; porque nos enseña que sentarnos en una mesa a hablar siempre es mejor. Porque nos enseña que el diálogo y el acuerdo siempre son mejores que la guerra'.
La semana pasada, cuatro días antes de la concesión del Nobel de la Paz, al que también aspiraba el magistrado Baltasar Garzón, Jonan Fernández reconocía 'lo mal que están las cosas, la adversidad del momento' y 'los obstáculos enormes' que existen para abrir una vía de diálogo en el País Vasco. Pese a todo, Fernández -portavoz oficial, como él mismo suele decir, de una corriente filosófica que en Euskadi encarna el movimiento Elkarri, el insistencialismo- anunció que el próximo día 26 presentará las conclusiones de una Conferencia de Paz devaluada y que se ha visto emparedada entre ETA, la crisis del PSE, la suspensión de Batasuna y la negativa del PP a participar en ella.
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