La policía atribuye a un atentado suicida los siete muertos en una explosión en Helsinki
El presunto criminal era un joven finlandés que activó una bomba en un centro comercial
La policía finlandesa calificó ayer de atentado suicida el estallido de un artefacto explosivo en un concurrido centro comercial de Helsinki, que causó siete víctimas mortales y más de 80 heridos el pasado viernes por la tarde. Según la policía, el principal sospechoso es un joven finlandés menor de 20 años y estudiante de Químicas en la Universidad de Helsinki. El presunto suicida falleció ayer por la mañana, 12 horas después del atentado, a consecuencia de las graves heridas sufridas. La policía no descarta la hipótesis de que el suicida haya tenido colaboradores.
La bomba, de 1,8 kilos, estaba rellena de perdigones que sirvieron como metralla
Las autoridades tampoco desmienten que, en caso de haber colaboradores, éstos se encontraran entre grupos islámicos residentes en la capital de Finlandia. Hasta el momento no se ha efectuado ninguna detención en relación con el atentado. En una comparecencia muy escueta, las autoridades policiales tampoco aventuraron hipótesis alguna sobre los motivos de la masacre, de proporciones desconocidas en el país nórdico. Las cámaras de vigilancia del centro comercial recogieron el momento de la explosión, según fuentes de la Policía, que no quisieron comentar las grabaciones, aunque estas sirvieron para identificar al criminal.
El jefe de la policía reconoció que para la elaboración del explosivo, de casi dos kilos, se necesita 'al menos algún conocimiento de pirotecnia'. La gravedad de las heridas de muchas de las víctimas se explica por la composición de la bomba, rellena de perdigones que sirvieron como metralla. La investigación balística de este material sigue su curso.
Al no haber aún ninguna pista sobre el móvil, comienza a tomar forma la idea de que se trate de un desequilibrado mental con especial odio hacia los niños. La bomba explotó justo cuando concluía una función de payasos en el centro comercial, y provocó la muerte de una niña pequeña y heridas a 20 niños. La otra teoría es que pueda ser un atentado racista, pues en ese lugar y a esa hora suelen concentrarse inmigrantes africanos o del Este. El estado de todos los heridos es estable, por lo que no se teme que aumente el número de víctimas.
Las autoridades han pedido calma a la población, que pasó la jornada de ayer entre la conmoción y la perplejidad. El ministro de Interior, Ville Itälä, no pudo esconder su desazón: 'Nunca me hubiera imaginado que un suceso de esta magnitud podría ocurrir en Finlandia', dijo Itälä, que calificó el atentado de 'miserable y sin escrúpulos'.
Por su parte los temores del primer ministro Paavo Lipponen sobre una acción organizada parecen disiparse. 'Espero que sea un atentado aislado y causado por una sola persona. Si tuviéramos en frente una acción concertada por grupos organizados, o células terroristas, estaríamos ante un problema muy serio', declaró ayer Lipponen. Tras conocerse la identidad del asesino añadió 'dentro de la tragedia, ésta es una muy buena noticia. Los ciudadanos no tienen por qué preocuparse más de lo debido. No hay razón para la histeria'.
El centro comercial en el que sucedió la tragedia se encuentra en el municipio de Vantaa, que forma parte del área metropolitana de Helsinki. Hasta allí, familiares, amigos y ciudadanos conmocionados se acercaban hasta los cordones policiales, en silencio, llevando entre sus manos flores o velas. Inna Salmi una joven de 18 años con ojos llorosos no daba crédito a tan dramática realidad. '¿Cómo puede haber sucedido una cosa así? Yo vivo aquí, a unos cien metros. ¿Como podré seguir con mi vida normalmente a partir de hoy?', se preguntaba.
Los grandes almacenes y centros comerciales vieron cómo más de la mitad de sus clientes habituales de los sábados se quedaba en casa. La Unión del Comercio finlandesa hizo público un comunicado en el que asegura que sus asociados reforzarán sus dispositivos de seguridad.
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