Las dudas de Freire
El campeón vigente no ve muchos elementos para el optimismo ante la carrera de hoy
Malas noticias: Óscar Freire no ha sufrido ningún episodio de despiste en estos días fríos y grises de la perdida ciudad de Turnhout. Freire no se ha perdido, increíble. Quizás el cántabro sea el único que no ha sucumbido y no ha equivocado el rumbo en cualquiera de los cientos de cruces y rotondas clavados, igualitos unos a otros, que conducen a decenas de calles y carreteras clavaditas, igualitas unas a otras, en la plana Bélgica. 'Es que este año voy a todas partes con todos, los sigo a todas partes', dice.
Malas noticias: el campeón del mundo no está en su burbuja, en la nube de niebla que lo envuelve las vísperas de los grandes acontecimientos; como en 2001, cuando se perdió en el último entrenamiento por las calles de Lisboa y tuvo que volver al hotel en taxi. Estaba en trance. En el que precede a las victorias: al día siguiente ganó su segundo Mundial.
Freire está relajado. Aguanta las bromas del Potro, su masajista, que para llevarlo a tomar un café a 200 metros del hotel de la selección le obliga a montar en el coche y lo mete por dirección prohibida en una calle peatonal. Freire se ríe y disfruta. Le gusta el Potro. Se lo llevará a Holanda, al exilio que vivirá en el Rabobank las dos próximas temporadas.
Peores noticias. Quizá sea el tiempo; la lluvia que empieza a caer, fría; la humedad, que cala los huesos; el ambiente, que parece negar el optimismo: Freire está muy bien. Demasiado bien. 'Estoy tan bien que habría preferido un circuito más duro', dice.
El de Zolder es plano y peligroso. En todas las carreras de la semana ha habido caídas. 'Son el único misterio. Habrá muchas caídas. Las habrá por los nervios. Las habrá porque seremos muchos muy fuertes y todos querremos estar juntos y estar delante. Al sprint llegaremos más de 150. Y el que llegue el 80º llegará tan fuerte como el 30º y el 20º, con los mismos derechos para intentar ganar. La clave estará en la colocación: habrá que disputar el Mundial siempre delante', advierte.
Buenas noticias. 'Aquí no va a ganar ni el mejor ni el más fuerte, sino alguien que esté bien y tenga suerte', dice Freire. Lo dice un especialista en el Mundial. Lo dice Freire, que hace unos años estableció un pacto con el jersey arcoiris, con su carrera. El ciclista al que todos temen todos los segundos domingos de octubre.
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