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Barcelona engulle el agua de la lluvia

La construcción de varios depósitos pluviales evita inundaciones en la ciudad

Ayer llovió de forma concentrada en Barcelona. En apenas 16 minutos llegaron a caer hasta 34 litros por metro cuadrado en el eje Diagonal-Sants-Zona Franca. Y no pasó nada. No se inundó, como llegó a ser casi habitual, la Ronda del Mig a la altura de la plaza de Cerdà, ni se vieron afectadas las vías de la zona más próxima al mar. Barcelona se tragó el agua y la mantuvo en los flamantes depósitos construidos precisamente para embalsar el agua de lluvia hasta que amaine el temporal y pueda ser llevada a las depuradoras.

El concejal de Mantenimiento, José Cuervo, asegura que lo de ayer no tiene mérito. Los depósitos recogieron 55.000 metros cúbicos de agua de lluvia. Muchos, pero no tantos si se compara con los de anteayer, cuando en los mismos embalses subterráneos se concentraron 130.000 metros cúbicos. Y casi nada si se compara con los 300.000 del pasado 31 de julio.

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Pero lo relevante es que en ninguno de los tres episodios de lluvias torrenciales se registraron inundaciones en la ciudad. Los depósitos cumplieron su función, almacenaron el agua y permitieron luego el desagüe sin mayores complicaciones.

Cuervo estaba ayer especialmente satisfecho, a pesar del agobio por el mucho trabajo que el temporal siempre ocasiona. 'Son obras que no se ven porque están soterradas. Además, exigen un largo periodo de incomodidad para los vecinos y su uso se produce en muy pocos momentos, pero son obras de las que el ciudadano se beneficia de verdad', explicaba.

Barcelona ha inaugurado en los últimos meses tres de estos depósitos (de un total de 27 previstos). El mayor es el de Zona Universitaria, situado sobre el campo del Barça. Tiene una capacidad de 145.000 litros. El segundo (donde caben 93.000 metros cúbicos) se halla en la calle de Bori i Fontestà, más o menos donde el complejo de Piscinas y Deportes. El tercero (35.000 metros cúbicos), en la calle de Viladomat, bajo L'Espanya Industrial. Los tres han funcionado a la perfección durante las lluvias de los días pasados, como funcionaron en la noche del 31 de julio al 1 de agosto. 'Aquella noche se llenaron los tres', explicó Albert Vilalta, ingeniero jefe del Ayuntamiento de Barcelona.

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Hay un cuarto depósito que anteayer entró en funcionamiento de modo parcial y provisional. Está en los jardines de los Doctors Dolsa, junto a la Ronda del Mig y la avenida de Madrid. Su capacidad es de 52.500 metros cúbicos.

Los cuatro contribuyen a evitar las inundaciones en la Zona Franca, en particular, y en el área situada al sur de la calle de Urgell, en general. Otras zonas de Barcelona eliminaron buena parte del riesgo de inundación por lluvia intensa cuando se realizaron las obras relacionadas con los Juegos Olímpicos de 1992.

Los depósitos ya en funcionamiento se completarán con otros de menor capacidad, algunos de ellos ya en construcción y otros sólo planificados. 'Se trata de un trabajo a 10 años vista', explicó Cuervo. Y Vilalta señaló que se trata de uno de los planes más ambiciosos desde que Pedro García Faria planificó el alcantarillado de la ciudad, en 1869.

Entre los que se hallan en construcción hay tres cuyas obras están muy adelantadas. El del parque de Joan Miró (Diputació, tras la plaza de toros de las Arenas) estará terminado en marzo, y el de la calle de Vilalba dels Arcs (Turó de la Peira), a finales de este mes. Más lejano está el final de las obras del depósito de la calle de Taulat, vinculado a las del Fòrum 2004.

Todos los depósitos cumplen una doble función: evitar inundaciones reteniendo el agua de lluvia y permitir su depuración antes del vertido al mar. La única excepción es el de Taulat, ya que se trata de una zona no inundable.

El depósito funciona como un embalse de superficie: recibe el agua y la contiene hasta que desde los controles centrales de Clabsa se decide abrir alguna de las 47 compuertas del sistema para el desagüe. Esto permite evitar que se llenen los conductos del alcantarillado en los momentos de lluvia muy intensa. Anoche, por ejemplo, se soltó el agua una vez que dejó de llover. Previamente se habían activado los sistemas de alarma, que tienen tres niveles, desde prealerta hasta emergencia.

Estos depósitos son mixtos y recogen tanto las aguas pluviales como las residuales. Poder controlarlas y dirigirlas hacia las depuradoras del Besòs y del Llobregat representa una notable mejora también para las aguas marinas del litoral.

'Es un trabajo que tiene que durar casi 10 años, pero está dando excelentes resultados', afirmó ayer José Cuervo, quien insistió en que ahora se recogen los frutos de una buena planificación.

El sistema de desagües de Barcelona se adoptó en 1997 tras haber estudiado algunas de las soluciones aplicadas por ciudades europeas y de Estados Unidos afectadas de forma irregular por fuertes lluvias. Ahora sirve de modelo para otros lugares.

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