Feria de San Miguel
El señor Ortega, ideólogo y estratega de la Feria de San Miguel, ha hecho unas declaraciones en las que afirma que ésta es una feria blanca, limpia, sin ruidos, sin basuras y 'sólo' nos ha costado a los contribuyentes un millón y medio de euros.
Hay que reconocer que en parte lleva razón. A mediodía la feria, sobre todo los primeros días, no da ruido ninguno. En el real todo es tranquilidad, elegancia, refinamiento, lujo y clase, poca gente pero muy importante (Paola Vivancos junto a la plana mayor del PA, el presidente de la Junta, grandes empresarios hosteleros, artistas y jinetes famosos, Carmen Rossi y su acompañante, etcétera), gente guapa de verdad.
La noche y la madrugada del fin de semana la cosa cambia. La movida, el botellón, los coches con sus cláxones y alarmas, las motos sin silenciador, los gritos debajo de tu ventana, todo eso se queda para los que vivimos en los alrededores. Para entonces la clase VIP ha desaparecido.
En cuanto a la limpieza otra vez tiene razón el señor Ortega, aunque sólo a medias. Es una feria muy limpia, es verdad; de hecho, los operarios de Lipasam llevan un mes sacando brillo al recinto. Como contraste, a pocos metros, en las calles del interior de los Remedios, la suciedad y la basura es la misma de siempre, claro que ningún VIP tiene que pasar por ellas, todo tiene su explicación.
Me parece bien que se fomente el turismo, el mundo del caballo y lo que sea, lo que es indignante es que se haga con presupuesto del área de Cultura y mucho más que se haga sin tener en cuenta las molestias que se ocasionan a los vecinos que aunque no seamos VIP pagamos religiosamente los impuestos.
A muchos nos ha sorprendido que todo este invento-negociete disfrazado de recuperación de tradiciones haya partido de un Ayuntamiento que se dice progresista. ¿Tendrá esto algo que ver con la modernización (de segunda) de la que hablan?
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