Moja se enfrenta a su Ayuntamiento por la construcción de un cámping

Unos 250 vecinos de Moja, localidad perteneciente al municipio de Olèrdola (Alt Penedès), cortaron ayer durante media hora la carretera C-15 en protesta por el proyecto de construir un cámping en la finca denominada La Muntanyeta. Los vecinos reivindican que el Ayuntamiento de Olèrdola retire el convenio que firmó en julio con la empresa constructora del complejo, porque creen que comportará un crecimiento desmesurado del pueblo.

Moja es un pequeño pueblo de 1.200 habitantes, una cifra que representa la mitad de los que hay en el municipio al que pertenece, Olèrdola (Alt Penedès). Los vecinos empiezan a ver con preocupación una voluntad política que consideran que les va a llevar a una urbanización que tendrá como consecuencia un crecimiento desmesurado. La base de la preocupación está en la firma de un convenio entre el Ayuntamiento y la empresa Naturaleza y Turismo por el que ésta pretende ubicar en Moja un gran cámping de algo más de 50 hectáreas con una capacidad para unas 1.300 parcelas o, lo que es lo mismo, para unas 4.000 personas.

Los vecinos se oponen al proyecto y han empezado a organizarse. Ayer sábado efectuaron un acto de protesta cortando la carretera C-15 a su paso por Olèrdola. Temen que, más que ser un cámping, el complejo acabe convirtiéndose en una nueva urbanización, y aunque el alcalde ha decidido abrir un periodo de reflexión ante las protestas de los vecinos, éstos mantienen sus movilizaciones con el objetivo de que el proyecto sea retirado.

Todo empezó hace unos meses cuando el consistorio presentó el anteproyecto del plan general del municipio, en fase de revisión. El plan hace una previsión de crecimiento para Moja que supone doblar prácticamente el número de habitantes en los próximos años. Alarmados por estas previsiones, los vecinos se organizaron en el Colectivo para la Defensa de Moja.

Los representantes del colectivo, que aseguran contar con el respaldo de la mayoría de los vecinos, denuncian que el convenio con la empresa presenta pocas luces y muchas sombras. Pero lo fundamental es que se oponen tajantemente a la ubicación de un cámping en el municipio. 'Un gobierno no puede actuar en contra de todo un pueblo', alerta Cristóbal Treviño, representante de la plataforma. Tampoco los ecologistas de la comarca lo tienen nada claro. Para Mónica Hill, del colectivo ecologista Bosc Verd, 'el proyecto no es más que una urbanización encubierta'.

La instalación del cámping parece estar motivada por la próxima desaparición del de El Toro Bravo de Viladecans, propiedad de Naturaleza y Turismo y afectado por la ampliación de la tercera pista del aeropuerto de El Prat. Si el funcionamiento de este recinto es el mismo que va a tener el de Moja, los vecinos sospechan que el camping se va a llenar de bungalows, que se van a poder alquilar como si se tratara de una segunda residencia.

Aunque Moja se encuentra a 15 minutos de la costa y casi al límite del parque natural del Garraf, vecinos y ecologistas dudan que haya personas interesadas en instalarse en tiendas de campaña. 'No queremos ninguno, pero este tipo de cámping no puede traer nada positivo para la comarca', argumenta Treviño.

El Ayuntamiento asegura estar dispuesto a dialogar con los vecinos, pero considera que ésta es una buena oportunidad para potenciar el desarrollo económico del municipio y advierte de que se tiene que contar con la iniciativa privada si se quiere continuar manteniendo un alto nivel de calidad de vida. También sospecha que detrás de la polémica hay intereses electorales, ya que el PSC está en contra. Igualmente, asegura que la masa forestal de los terrenos donde se debe situar el cámping no sólo se va a preservar, sino que va a aumentar.

La polémica llega al municipio en un momento muy sensible desde el punto de vista territorial del Alt Penedès. La construcción de nuevos polígonos industriales en la comarca se encuentra en el orden del día, debido a la dinámica de expansión del área metropolitana de Barcelona. En la comarca hay un consenso generalizado sobre la necesidad de desarrollar el potencial turístico. El caso de Moja, pues, puede abrir la puerta a un debate en torno al modelo turístico que se quiere.