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La protesta de controladores por la falta de medios retrasa decenas de vuelos en Barajas

AENA logra frenar la huelga de celo con la promesa de mejorar la organización del servicio

Carlos E. Cué

Los controladores aéreos del aeropuerto de Barajas lograron ayer por segundo día consecutivo ralentizar el tráfico que pasa por las instalaciones madrileñas. El retraso medio se situó alrededor de los 40 minutos, pero varios vuelos superaron las dos horas de demora y 12 operaciones fueron canceladas. A última hora de la tarde, tras múltiples negociaciones, AENA, el organismo que gestiona los aeropuertos, logró convencer a los controladores para que abandonaran su huelga de celo a cambio de comprometerse a reorganizar el servicio y mejorar los medios.

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Son sólo 60 de los 1.850 controladores que hay en toda España. Pero ayer, y sobre todo el jueves, demostraron que tienen poder para condicionar el tráfico aéreo en toda la península. Estos trabajadores de Barajas se organizan en tres turnos. Unas diez personas vigilan el mayor aeropuerto de España. Trabajan dos horas y descansan una. Dos turnos de siete horas y uno de diez, por la noche. La organización de este trabajo se complica porque Barajas es el único aeródromo de España que funciona con dos torres a la vez, una antigua y una nueva, a la espera de la ampliación. Y los controladores tienen que desplazarse entre una y otra, separadas por cinco kilómetros.

Sólo en Barajas se registran más de 1.100 operaciones diarias (entre aterrizajes y despegues), que además condicionan a los demás aeropuertos. Un avión hace varios vuelos al día, hasta completar unas doce horas de jornada. Si se retrasa en la salida de Barajas, lo hará luego en el siguiente vuelo, y así sucesivamente acumulándose retrasos hasta el final de la jornada, cuando se producen más problemas. Eso pasó el jueves, donde la mayoría de los vuelos sufrió demoras medias de más de una hora.

La jornada comenzó igual ayer. Los controladores se negaban a hacer horas extras y cumplían su trabajo a rajatabla, sin un sólo exceso, lo que motivó nuevos retrasos. Los representantes de los controladores se reunieron entonces con los responsables de AENA, que buscaban una solución mientras veían cómo las pantallas del aeropuerto comenzaban a ofrecer un goteo de demoras. Una situación agravada porque ayer era un día distinto. Hasta 33 vuelos especiales estaban anunciados hacia Roma para que los fieles del Opus Dei acudieran a la canonización de su fundador, Josemaría Escrivá de Balaguer.

Las exigencias de los controladores, según Juan María García Gil, presidente del Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA), se centraban en la reorganización del trabajo. Los controladores de Barajas se quejan de que a veces se enteran de la hora a la que tienen que trabajar a las doce de la mañana del mismo día. Y luego les obligan a hacer horas extraordinarias, en vez de organizar el servicio con 45 días de antelación, como pretende el sindicato. No hay ningún tipo de reinvidicación económica, y en eso coinciden las dos partes. 'Es una cuestión de mala organización y de pocos medios. Pretenden hacer el trabajo de seis personas con cuatro. Sólo piensan en recortar gastos, y no en la seguridad de los pasajeros y el bienestar de los controladores. Hay un desmadre total', se quejaba García Gil.

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A última hora de la tarde, ambas partes llegaron a un principio de acuerdo que consiste básicamente en la promesa de AENA de reorganizar el servicio. Enseguida comenzaron a reducirse los retrasos. Los controladores trabajaron a destajo para recuperar la normalidad, tanto que tres horas después los retrasos eran los normales de cualquier día, según AENA, que pidió disculpas en un comunicado.

Este conflicto es consecuencia de otro, más grave, que provocaron a nivel nacional todos los controladores el pasado agosto, cuando, por motivos similares, bloquearon el tráfico en la mayoría de los aeropuertos. Entonces también se alcanzó un acuerdo pero, en el caso específico de Barajas, los sindicalistas sostienen que ahora no se estaba cumpliendo.

Los socialistas denunciaron ayer el 'alarmante deterioro' del transporte aéreo y exigieron una explicación al Gobierno. Fuentes de las distintas compañías que operan en Barajas sostuvieron ayer que la mayoría de los vuelos sufrieron retrasos.

Una pasajera observa los anuncios de retrasos en Barajas.
Una pasajera observa los anuncios de retrasos en Barajas.G. LEJARCEGI

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