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Carod emplaza a Pujol a sumarse a una reforma del Estatuto

El líder de ERC acusa a CiU de alimentar al PP e invita al presidente catalán a imitar a Ibarretxe y pedir la autodeterminación

Carod fue minucioso en desgranar las razones por las que, a su juicio, la pertenencia a España ha originado un retroceso de Cataluña en todos los ámbitos, tanto en el Estado de bienestar como en el avance del autogobierno, con la consiguiente 'desaparición de la ilusión colectiva'. Esta situación ha coincidido en el tiempo, dijo, con la alianza parlamentaria 'estable y regular' entre Convergència i Unió y el Partido Popular y se ha agravado por la incapacidad de los nacionalistas catalanes de frenar un 'proceso de involución autonómica y de amenaza de las libertades, por la ofensiva autoritaria y españolista del Gobierno del Estado'. 'Ustedes han alimentado al PP', le espetó.

La solución a todos estos males pasa, según Carod, por el 'derecho democrático a la autodeterminación' y por una 'Cataluña libre federada con los otros pueblos de Europa'. 'Estaría bien que algún día alguien nos explicara qué ha hecho España por Cataluña, porque si España no tiene ningún proyecto para Cataluña, qué hacemos todavía en España', se preguntó el líder de Esquerra. Exhibiendo su perfil más independentista, Carod se respondió a sí mismo: 'Formar parte de España es una ruina, un freno y un mal negocio'.

Poca cultura de gobierno

Sabedor de que esta ruptura institucional no seduce a Jordi Pujol, que defendió su estrategia negociadora con el Gobierno central, Carod emplazó a CiU a apoyar hoy una propuesta de resolución de ERC en la que se apuesta por reformar el Estatuto catalán durante la próxima legislatura, tal como consta en el documento por el incremento del autogobierno que los independentistas han firmado con el Partit dels Socialistes e Iniciativa.

Pujol desdeñó el documento de las izquierdas por poco ambicioso y rechazó una modificación del Estatuto, al menos con la actual coyuntura política española, por 'inviable' y para no 'crear frustraciones'. Pero al mismo tiempo, dejó la puerta abierta a una reforma en la próxima legislatura. Esta posibilidad se convirtió en una iniciativa sobre el papel: el grupo de CiU presentó una proposición en la que se afirma que los nacionalistas plantearán en 2004 una nueva redacción del Estatuto si el Gobierno central no atiende a sus reclamaciones de incremento del techo competencial.

Carod requirió repetidamente al presidente catalán que explicase su proyecto de futuro para Cataluña porque, aseguró: 'No existe una mayor frustración para un país que su propio Gobierno no tenga un proyecto para el país', y le invitó a imitar al lehendakari, Juan José Ibarretxe, y apostar por la autodeterminación. Pujol llegó a irritar a Carod cuando puso en duda la 'cultura de gobierno' de algunos dirigentes de Esquerra. Carod le recordó que ambos partidos gobernaron juntos durante las dos primeras legislaturas de Pujol.

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Perdigonadas

El debate alcanzó uno de los momentos de mayor intensidad en el final del duelo entre Maragall y Pujol, quien había calificado de perdigonadas las críticas del líder socialista a su obra de gobierno. Fue un picado ir y venir de la tribuna que, muy resumidamente, discurrió así: Pasqual Maragall. Porque Cataluña necesita más ambición, más empuje, más capacidad, y usted ya no quiere tenerlas, o no puede tenerlas, o no le dejan tenerlas, proponemos un nuevo proyecto sustentado en una nueva mayoría. Lo queremos nosotros y lo quiere una mayoría de los ciudadanos y las ciudadanas de Cataluña. Por tanto, en nombre del grupo parlamentario que presido, le pido formalmente la disolución del Parlament. Jordi Pujol. Escuche, señor Maragall, encuentro que su segunda intervención ha acabado, digamos, de situar el debate, su discurso, en un tono muy bajo. Muy bajo de calidad. (...) Bien, no disolveremos el Parlament. Usted ya lo sabe, y me parece que esto también forma parte de aquello que usted dice que no se ha de hacer, que es utilizar el Parlament para lanzar cohetes al aire. No lo disolveremos porque no tenemos por qué hacerlo. Porque estamos gobernando y estamos gobernando bien. Pasqual Maragall. Usted ha querido degradar el debate, señor presidente. Usted ha volado muy bajo en sus dos intervenciones de esta mañana. ¿Qué esperaba que yo hiciese después del discurso que usted hizo ayer? (...) He hecho lo que debe hacer la oposición, que es recordar en nombre del pueblo cuáles son las cosas que no funcionan, y no sólo en las guarderías, no sólo en los accidentes, en la siniestralidad, en la política de familia, sino también en el diseño de país. Porque usted, presidente, ha perdido el norte en cuanto al diseño de país, usted no nos está ofreciendo ningún futuro para Cataluña que no sea el ya veremos, ya hablaremos. Francamente, nos ha decepcionado hoy, casi más que ayer, no queriendo entrar en la discusión de lo que realmente interesa. No solamente la perdigonada, como usted dice muy despectivamente, de las guarderías. Las guarderías no son perdigones; no son perdigones las pensiones; no son perdigones los accidentes laborales; no son perdigones las responsabilidades de la sociedad civil. Me hubiese gustado más que se hubiera situado en la parte alta de su discurso de ayer, y no lo ha hecho. Usted sabrá por qué. Es una despedida, desde mi punto de vista, desde el punto de vista de esta parte de la Cámara, triste, que usted no se merecía. Usted ha querido degradar el debate. La imagen es la de un presidente que prefiere aburrirse a entrar a fondo en los temas y que no se va porque no puede. Le he pedido, presidente, la disolución del Parlament, usted dice que 'no pensamos' -lo ha dicho en primera persona del plural, interesante- disolverlo. Y usted no se va -que también podría irse en lugar de disolver- por una cosa, sencillamente por una: ¡porque ustedes no están en condiciones de pasar el mal trago de una nueva investidura, de un nuevo candidato en manos del Partido Popular! Ésta es la única razón por la que no se va. Y ha de tener la gallardía de confesarlo, ha de tener la altura de responsable político que muchas veces ha tenido, de decir la verdad. De decir 'me quedo porque quiero gobernar', o decir 'me voy porque no quiero gobernar', que es lo que todos pensamos que quiere. O decir, que es lo que todos desearíamos en esta parte de la Cámara y en gran parte del pueblo de Cataluña, 'disuelvo el Parlament porque con este Parlament y con este Gobierno, Cataluña no tiene lo que se merece'. Jordi Pujol. Sigue en vena baja, señor Maragall. Escuche, le quiero decir una cosa: ¡yo no dimito porque no tengo por costumbre hacer lo que hacen otros, que a media legislatura, por un arrebato, se van. Pasqual Maragall. Usted no dimite porque no puede. Cuando yo me fui del Ayuntamiento de Barcelona, el plenario del Ayuntamiento eligió un alcalde, y lo eligió sin gran dificultad, que es lo que no pasaría en esta Cámara si disolviera, porque los señores que le dieron la investidura ahora se la cobrarían muy cara.

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