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La oposición atribuye las críticas al PP a la cercanía de las elecciones

Enric Company

La oposición interpretó el discurso de Jordi Pujol como un intento de cohesionar a la militancia y el electorado de CiU ante las citas con las urnas que se avecinan y el trauma provocado por la reciente e inesperada defección de Pere Esteve, antiguo secretario general de Convergència. Todos los grupos consideraron que Pujol había desdeñado la oportunidad de fijar objetivos para su último año como presidente y no dieron credibilidad a las críticas lanzadas contra el Gobierno del PP. La denuncia de la involución autonómica, dijo el portavoz socialista, Joaquim Nadal, 'no puede esconder que el pacto con el PP sigue consumándose' en Madrid.

Alberto Fernández, presidente regional del PP, fue quien más destacó ante los periodistas, tras el discurso de Pujol, que se trataba de una intervención elaborada 'pensando en Convergència que tiene problemas internos' y que vive en pleno 'síndrome Esteve'.

Esto le sirvió a Fernández para advertir a Pujol de que 'se equivoca expresando comprensión nacionalista con el PNV'. Fernández acusó recibo de las acusaciones de involución lanzadas por Pujol a la política del Gobierno del PP en materia autonómica. 'Parece que quiere desmarcarse del PP', señaló, 'cuando lo que Cataluña necesita no es más nacionalismo sino más propuestas sociales'.

Decepción y alternativa

Nadal señaló el 'carácter testamentario' de una parte del discurso, en el que los socialistas no vieron ninguna novedad. Y destacó que las advertencias sobre la involución autonómica son un reconocimiento tácito de la esterilidad de las alianzas de CiU con el partido de José María Aznar desde 1996. 'El balance de 22 años no puede ocultar el fracaso de los últimos 22 meses', sentenció.

Ni Josep Lluís Carod, el secretario general de Esquerra Republicana (ERC), se sintió conmovido por las palabras finales de Pujol, en las que repitió que su ideal de patria catalana es el mismo que el de Francesc Macià, fundador de ERC y primer presidente de la Generalitat durante la Segunda República.

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Carod expresó su 'profunda decepción' por la 'ausencia de horizontes' en la exposición formulada por el presidente. 'Esperábamos un legado para el futuro', confesó. Y en lugar de esto lo que escuchó le había parecido, dijo, 'como si Pujol hubiese renunciado a la Tierra Prometida y llevara 22 años dando vueltas en jeep por el Sinaí'.

Más pragmático, Rafael Ribó, de Iniciativa per Catalunya-Verds (ICV), dijo que ante la evidencia del 'agotamiento del discurso político de Pujol y de CiU, la izquierda catalana tiene un año de margen para formular su alternativa'.

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