Los bomberos exigen el cierre del almacén donde los jueces guardan los objetos robados
El servicio antiincendios advierte al juez decano de que el enorme sótano es inaccesible
Los sótanos de los juzgados de plaza de Castilla, donde se guardan casi 100.000 objetos requisados por la policía o pruebas de crímenes sin resolver, no cumplen las mínimas medidas de seguridad antiincendios, según un informe elaborado por el cuerpo de bomberos del Ayuntamiento de Madrid. Ordenadores, televisores, aparatos eléctricos o ropa requisada se agolpan en los sótanos inaccesibles y llenos, además de goteras. Los jueces son conscientes del peligro, pero sólo pueden esperar a que la Comunidad cumpla sus promesas y busque nuevas naves donde guardar las pruebas de los delitos.
Los sótanos de los juzgados de la plaza de Castilla
guardan en la actualidad, bajo el acecho de frecuentes goteras, cientos de miles de artículos que han sido robados en los últimos 15 años. Entrar en esos importantes sótanos judiciales es toparse con el caos: hay miles de artículos, algunos de gran valor, amontonados en el suelo o en cajas. Sólo los funcionarios del departamento saben moverse entre un desorden que, además, constituye un gran peligro para este enorme edificio judicial: si se produjese un incendio, los bomberos, que han pedido el cierre de los sótanos, no podrían acceder a ellos.
Los bomberos han entregado en el juzgado decano de Madrid, que ahora dirige el magistrado José Luis González Armegol, un informe que recomienda la clausura y vaciado inmediato de los cientos de miles de artículos (para los jueces, piezas de convicción) que cobijan los dos sótanos de los juzgados de la plaza de Castilla.
El informe indica que, en caso de incendio, no podrían acceder a ellos para extinguir las llamas y que el fuego sería desvastador. El juez decano admite la existencia de este informe del servicio de extinción de incendios del Ayuntamiento de Madrid y las deplorables condiciones de los sótamos, pero asegura que la Consejería de Justicia ha prometido buscar otra nave fuera de los juzgados para almacenar allí las piezas de convicción e inventariarlas informáticamente.
8.000 artículos al año
En los sótanos hay de todo y éstos cada día tienen menos sitio. 'Todos los años la policía trae unos 8.000 artículos decomisados a delincuentes, y sólo unos 1.000 vuelven con el tiempo a las manos de sus dueños', explica un funcionario de este departamento judicial, en el que abundan las ratas, las goteras y, en definitiva, el mayor de los desbarajustes.
Ni siquiera hay un inventario de los objetos. A veces, los funcionarios se las ven y desean para encontrar las piezas que les reclaman desde los juzgados con vistas a los juicios.
No obstante, la mayoría de los artículos están semiembalados y con el número de diligencias escrito en la cubierta. Hay miles de compactos clandestinos incautados, los mismos que la policía decomisa en los mercadillos; cientos de televisiones y aparatos eléctricos, cajas llenas de ropa de la más diversa y variopinta; las maletas que traen los narcotraficantes desde Colombia con droga en sus forros, diversos tipos de bicicletas, y muchas armas, blancas y de fuego. Son las pruebas de los delitos.
Además, hay una habitación repleta de obras de arte: cuadros muy antiguos y, algunos, muy valiosos amontonados y a expensas de las goteras que hay en el recinto. También hay cientos de joyas, aunque éstas, a diferencia de todo lo demás, están a buen recaudo en una caja acorazada que custodia la policía judicial.
Detrás de todos y cada uno de los miles de objetos que guardan los sótanos de la plaza de Castilla hay delitos y sufrimiento, el de las víctimas atracadas, o el machete o la pistola (hay cientos) usados en la muerte de alguien.
Aún se conserva, por ejemplo, el marco reconstruido de la puerta a través de la cual entraron los asesinos de los marqueses de Urquijo; el traje de torero en cuyo forro la Guardia Civil del aeropuerto de Barajas encontró hace dos años casi tres kilos de cocaína, o la camilla clínica, aún con manchas de sangre, utilizada por una ciudadana china que practicó en Madrid más de 500 abortos clandestinos.
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