Desobediencia civil contra el toque de queda en Ramala
Los palestinos desafían al Ejército israelí con manifestaciones y 'caceroladas'
Ramala a medianoche se convierte en un estruendo. Centenares de vecinos salen a las calles en manifestaciones ruidosas, cuyo único objetivo es que el Ejército israelí sepa que se viola el toque de queda. Es una campaña de desobediencia popular civil para protestar por la ocupación y por los castigos colectivos y para romper el silencio y tratar de recuperar la dignidad tras dos años de Intifada, aunque sea a base de palmas y golpe de cacerola.
La plaza Manara, en el centro comercial de Ramala, se ha convertido en estos últimos días en territorio inequívocamente palestino. Durante el día, grupos de jóvenes, armados con hondas, controlan esta zona de la ciudad, vigilan de cerca los seis leones de piedra de la fuente, mientras no pierden de vista el movimiento de los tanques y blindados, que se encuentran apostados muchos metros más allá, en el camino que conduce a la Mokata, del presidente Yasir Arafat. Por la noche toman el relevo los mayores, pertrechados con pancartas, banderas y retratos, pero sobre todo con cacerolas, tapaderas o hierros, todo objeto susceptible de hacer ruido y que permita hacer llegar el mensaje al Ejército israelí.
'Estamos en la calle', gritaban ayer los manifestantes de la plaza Manara, un pequeño ejército de contestatarios, formado por cooperantes internacionales, militantes locales de edad avanzada y sobre todo por periodistas gráficos y equipos de televisión. Por encima de las cabezas de todos ellos se mecían las pancartas reclamando la liberación de Arafat, el fin de la ocupación militar y la abolición de los toques de queda, que el Ejército ha institucionalizado en todos los territorios autónomos durante este verano. La demostración fue disuelta a tiros y a bombas de gases lacrimógenos.
Como si fuera un eco inesperado, la cacerolada de ayer noche en la plaza Manara resonó con fuerza en la otra punta de la ciudad, en el barrio de Ramala Tajta -la Ramala antigua-, donde decenas de vecinos salieron también a la calle en manifestación ruidosa. El estrépito se repitió incansable por otros lugares de la capital de la Cisjordania, incluido el campo de refugiados de Amari o el municipio cercano de El Bireh. Los palestinos ya tienen un nuevo himno nacional.
Mustafá Barghouti, presidente de la Unión Palestina de los Comités Médicos, y uno de los pacifistas más activos de esta Intifada, aseguraba ayer que las protestas callejeras pacíficas, que estos días han empezado a producirse espontáneamente, tienen como objetivo explicar a los israelíes que estamos hartos de todo: 'La ocupación ha fracasado miserablemente, en su intento por silenciar el pueblo palestino, y demuestra que es imposible una solución militar al conflicto'.
El profesor Barghouti, primo hermano muy lejano ideológicamente del jefe de los Tanzim Marwan Barghouti, se ha convertido así en uno de los animadores de la campaña de 'desobediencia civil' que hace dos días han lanzado todas las organizaciones políticas y sociales palestinas.
Testimonio solitario
[Un israelí resultó anoche herido al ser alcanzado por un obús disparado desde la franja de Gaza, informa France Presse. El obús cayó en la zona industrial de una localidad del desierto del Neguev, en el sur de Israel. Por otra parte, la televisión pública israelí anunció de que tres misiles Qassam habían sido disparados contra una localidad del sur de Israel sin causar víctimas].
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