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Música mestiza en la estación

El BAM cierra con Macaco y Zebda un cartel avalado por el público y la calidad

El BAM de 2002 se despidió de la Mercè el lunes con otro lleno en la estación de França, donde unas 10.000 personas acudieron atraídas por el doblete protagonizado por Macaco y Zebda, dos bandas representativas de eso que se ha venido en llamar sonidos mestizos.

Con el público disfrutando de ambos conciertos y ya entregado al colofón bailable que servía DJ Dioni Sánchez, la organización del BAM por medio de su director artístico, Albert Salmerón, manifestó su satisfacción por el resultado de una edición que ha asentado el escenario de la estación, único de pago, al haber sido visitado por cerca de 30.000 personas en sus tres noches de actividad, con lo que se ha logrado por vez primera agotar las entradas (cosa que ocurrió el sábado). De igual manera Salmerón indicó que 'el escenario de la plaza del Rei es a la vez un tótem y un problema. Es un lugar muy emblemático del festival, pero también se llena con facilidad, como ocurrió con Múm, por lo que se creó cierta incomodidad a los asistentes. Ése es un problema sin solución porque resulta muy doloroso desprenderse de un escenario tan significativo para el festival', concluyó Salmerón.

Macaco demostró que esos sonidos salseros que encandilaban a las madres de antaño triunfan hoy entre la juventud

En cualquier caso, la satisfacción era general y el BAM ha superado con nota una edición, la décima ya, que presentaba un cartel exigente y de notable calidad artística que lo sigue convirtiendo en una referencia obligada para todos los festivales españoles auspiciados por las fiestas patronales. Y fiesta fue lo que el BAM deparó en su última noche, una fiesta verbenera protagonizada por los sonidos de cruce. La noche comenzó tibia con The Herbaliser, una banda que optó por un concierto de acid jazz satinado que sirvió sólo para que el público hallase el mejor rincón para seguir el resto de la programación. Fue un mero calentamiento que podría haber resultado más interesante si la banda se hubiese abandonado al hip-hop, su registro más característico.

Con el recinto ya casi lleno, comenzó la actuación de Macaco. Con ellos, comenzó la fiesta, que sirvió para demostrar que esos sonidos salseros y latinos que tanto encandilaban a las madres de antaño triunfan hoy entre la juventud más alternativa. Con la latinidad en el sustrato, el funk en la piel, el reggae en los pulmones y los recitados en los labios, Macaco depararon una actuación solvente que evidenció su competencia musical y su espléndido estado de forma. Referentes de esa Barcelona musicalmente conocida ya como 'bastarda', Macaco es un grupo que ha logrado la consagración con su segundo disco, del cual se celebraron especialmente temas como SOS o La máquina del tiempo. Lo mejor es que sobre el escenario Macaco ya es un grupo capaz de defender su repertorio con absoluta credibilidad. Porque hace unos años los franceses Zebda, tercer grupo de la noche, hubiesen pasado la mano por la cara a cualquier banda española de las denominadas mestizas. En la noche del lunes quedó claro que esas distancias ya no existen y que la competencia musical de alguna de nuestras bandas ya es homologable con las francesas, mucho más duchas y con más tradición en el ámbito de la música de fusión. El de Zebda fue un concierto colorista y vital que sólo bajó algo el ritmo cuando sonaron los temas de su nuevho disco. El apartado bailable vino servido por temas antiguos como Y'a pas d'árrengement y por las evoluciones en escena de su trío de cantantes, un espectáculo en sus funciones de saltimbanquis.

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