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COYUNTURA AGRARIA

España cubrirá la mayor demanda de girasol con importaciones

Las compras se efectuarán en Ucrania, Rusia y Argentina

Durante la próxima campaña agrícola, España deberá importar unas 400.000 toneladas de pipa de girasol para atender tanto las necesidades de aceite de semilla en el mercado interior como para atender las exportaciones. Esta cifra equivale a más de la mitad de la producción de girasol española en la actual campaña. Estas compras de pipa se realizan especialmente en los países del este de Europa, Ucrania y Rusia, así como en Argentina.

Durante este año se esperan unas producciones de oleaginosas al alza en los mercados mundiales, lo que se puede traducir en los próximos meses a una estabilidad o reducción incluso de los precios de la materia prima

Según los datos manejados por el sector, la campaña de girasol ha supuesto solamente siembras en unas 760.000 hectáreas con una producción que no llegará a las 800.000 toneladas. En la comunidad andaluza, la cosecha ha sido buena, con más de 300.000 toneladas.

Igualmente se esperan unos buenos resultados en Castilla-La Mancha, mientras que en el resto de las zonas, y muy especialmente en el Duero, la producción será baja por la reducción de superficies de cultivo y bajos rendimientos provocados por la falta de lluvias durante la actual campaña.

Los precios medios percibidos hasta la fecha por los agricultores se sitúan en el entorno de las 40 pesetas.

El cultivo de girasol se consideraba en los años noventa una alternativa importante para las superficies de secano frente a los cereales, al tener una ayuda por tonelada de 94 euros. Ello supuso la siembra de hasta un millón de hectáreas.

Menos ayudas

La aprobación de la Agenda 2000 en el año 1999 con la reforma de la Política Agrícola Común supuso rebajar esa ayuda en tres años a solamente 63 euros por tonelada, como la que se aplica a los cereales.

Igualmente se han modificado a la baja los rendimientos asignados por hectárea en las tierras de regadío. Todas estas circunstancias se han traducido en menores ayudas y, con ello, en el abandono progresivo de las siembras.

Para compensar ese recorte en los ingresos de los productores, Bruselas instauró una ayuda agroambiental que en España se fijó en hasta 10.000 pesetas por hectárea siempre que los agricultores cumplieran una serie de exigencias de laboreo. La respuesta a esa medida ha sido muy escasa.

Se considera que solamente el 20% de las superficies de cultivo se han acogido a ese mecanismo. Los industriales molturadores de pipa de girasol y los agricultores consideran que se deberían articular nuevos mecanismos de ayudas directas para defender el mantenimiento, al menos, de las superficies dedicadas al cultivo de girasol ante su importancia como siembras alternaivas en una gran parte de la Península.

La industria española dedicada a la molturación de la pipa de girasol tiene capacidad para manipular casi tres millones de toneladas.

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