'Un mueble para hacer el amor es osado, pero también necesario'

Ramón Benedito (Barcelona, 1945) ha sido uno de los invitados destacados en el primer Certamen Internacional de Diseño de Bilbao. Premio Nacional de Diseño en 1992, ofreció anteayer una conferencia en la que mostró varias de sus creaciones y descubrió claves del trabajo que viene desarrollando desde 1973. Una trayectoria en la que encuentran cabida desde vehículos para uso urbano, hasta lavabos, copas y taburetes.

Pregunta. ¿Qué idea ha querido transmitir en su charla?

Respuesta. La de la pluralidad del diseño, la de la necesidad de que forme parte de las costumbres de los ciudadanos y la de la decidida voluntad de mostrar que es útil en todos los sectores de la sociedad y tiene la responsabilidad de la construcción de los objetos de nuestro tiempo.

P. ¿Cómo ha evolucionado el diseño en las tres décadas que trabaja en este mundo?

R. En 1973 hacía referencia a muebles y lámparas, pero nosotros iniciamos esta actividad para un producto más técnico. Creo que el diseño va evolucionando muy positivamente y será una de las opciones del consumidor cuando tenga que decidir sobre la adquisición de cualquier objeto.

P. ¿Qué debe distinguir a todo buen diseño?

R. Calidad, funcionalidad, aspectos comunicativos de la forma, medidas de innovación... Estas consideraciones.

P. ¿Todo lo que nos rodea es mejorable?

R. Sí, es la lógica evolución.

P. Una silla, por ejemplo, ¿pueden observarse como una obra de arte, al margen de su funcionalidad?

R. Es difícil. La obra de arte está para la contemplación. En cambio, el objeto es algo funcional, algo que tiene otro rendimiento desde el punto de vista de la funcionalidad. No creo que se puedan comparar. La obra de arte ha de gustar a la crítica y, en cambio, el diseño ha de gustar al público.

P. Supongo que en los objetos que abarca no cabe un escándalo como el protagonizado por David Delfín en la pasarela Cibeles.

R. Es otra cosa. Creo que aquí hay una confusión de término, porque no tiene nada que ver el diseño de moda con el diseño de producto. Ni sus requerimientos ni sus formas de expresión. Estamos sentados en una silla que si tuviera pinchos, o no tuviera el asiento, si sólo tuviera la estructura, la verdad es que no estaríamos muy a gusto. Por otra parte, no entiendo ni comparto esas formas de intervención que sólo sirven para impresionar y conseguir audiencia mediática.

P. ¿Qué es lo más osado que ha diseñado?

R. Un aparato para introducir pequeños supositorios por vía uretral y resolver problemas de impotencia.

P. También ha creado un mueble específico para hacer el amor.

R. Sí, eso también es bastante osado, pero necesario.