Ortega se disculpa por su reflexión de la corrupción pero no llega a rectificar
El consejero dice que la frase fue una 'forma inadecuada' de expresar una idea
El consejero de Turismo, el andalucista Antonio Ortega, pidió ayer disculpas en el Parlamento por haber 'herido la sensibilidad' de algunos diputados al afirmar en una entrevista: 'Casi preferiría un par de casos de corrupción al año que una administración muerta y lenta'. Su explicación pública de tan polémica reflexión -que no llegó a rectificar- es que lo que ha trascendido es la forma 'inadecuada' de un 'pensamiento' cuyo fondo, dijo, es la apuesta por una administración 'ágil y eficaz'. Ortega no convenció a la oposición, que le pidió 'ejemplo moral'.
El también secretario general del PA aceleró la comparecencia ante la Cámara, prevista para quince días después, con el propósito de cerrar así un embarazoso capítulo de la preparación de su candidatura a la Junta en 2004, razón por la que decidió saltar a principios de año de Relaciones Institucionales a Turismo y Deportes, que a su juicio ofrece mayor proyección pública dada la importancia económica del sector.
El consejero no se desdijo en ningún momento de las declaraciones recogidas en la larga entrevista de la revista Andalucía Inmobiliaria, ilustrada con hasta 12 fotos de su persona y cuyo titular principal es: 'La administración no puede impedir que el desarrollo vaya con la rapidez que tiene que ir'. A lo más que llegó Antonio Ortega es a disculparse por provocar 'revuelo y escándalo'. Según sus explicaciones, la frase que ha causado estupor en los círculos políticos es una forma 'inadecuada' de expresar una idea que defiende: 'La administración es a veces tan garantista que se convierte en ineficaz'.
'En ése pensamiento no me muevo ni un milímetro porque no estoy en política para decir lo políticamente correcto y estar al margen de la realidad, sino para gestionar y presentar proyectos', agregó. El consejero se quejó de que los titulares de la prensa diaria que recogen su entrevista no han reflejado lo que él señaló exactamente, pues en lugar de 'preferiría un par de casos de corrupción al año que una administración muerta y lenta' dijo en realidad 'casi sería preferible'. Además, continuó, la frase está sacada de contexto al no añadírsele un párrafo posterior de 16 líneas de una columna en la que matiza que 'no todo vale' y que 'no se puede matar la gallina de los huevos de oro'.
Pirueta
Tras asegurar que es 'radicalmente falso' que el PSOE o el propio presidente de la Junta, Manuel Chaves, le apremiaran para dar explicaciones cuanto antes en el Parlamento, Ortega hizo una complicada pirueta dialéctica con la que se disculpó sin rectificar: 'Creo sinceramente y honestamente en lo que he dicho, tan profundamente que no me desdigo ni una coma. Y si he herido la sensibilidad de sus señorías pido disculpas, perdón, lo diré de otra manera: hace falta una administración ágil y eficaz. Perdónenme, pero permítanme que haga política, que es proponer a los ciudadanos ideas y proyectos'.
El consejero no logró convencer ni a la oposición ni al PSOE, que se vio abocado al funambulismo para condenar las declaraciones 'de titulares desafortunados' pero no descalificarlo a él. En este sentido Antonio Beltrán subrayó la importancia de la eficacia, pero desde el 'respeto a las reglas, la transparencia y el rigor'. El portavoz del Partido Popular, Joaquín Ramírez, replicó que una administración nunca es demasiado garantista, y recriminó a Ortega las 'excesivas' declaraciones que ha hecho en los últimos meses que le han conducido a múltiples errores.
El portavoz de IU, Antonio Romero, promotor de la iniciativa que se debatió junto con el grupo mixto, señaló que por encima de la eficacia una administración tiene que ser honesta porque si no se quiebra el Estado de derecho. 'El orden de los valores es muy importante, y usted, como gobernante tiene que dar ejemplo moral y ético', enfatizó. Y agregó: 'La corrupción es un precio que no se puede pagar, aunque sea en pequeñas dosis'. Romero le pidió a Ortega que asumiera políticamente la gravedad de sus declaraciones y, tras protestar airadamente por negarle el turno de contrarréplica el presidente de la comisión -el andalucista Ildefonso Dell'Olmo-, se marchó con cajas destempladas.
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