Vergüenza ajena
La edición por el Ayuntamiento de Castellón del libro de su alcalde, José Luis Gimeno, del PP, ensalzando a Franco es una desfachatez. Como ciudadano particular Gimeno puede mantener las ideas que quiera, pero como alcalde de Castellón debía haber sido mucho más escrupuloso.
Muchos hombres y mujeres de todos los rincones de España padecimos durante muchos años una dictadura, que en los primeros años fue cruel y sanguinaria; y ya en sus postrimerías se fue dulcificando. Nuestro Generalísimo firmó muchas penas de muerte. Y le recuerdo que hubo un presidente de la Primera República, Salmerón, que renunció al cargo por negarse a firmar una pena de muerte. A las exequias de Franco no asistió ningún dignatario mundial demócrata. Y todavía tengo grabado en mi retina el descenso del avión del sanguinario Pinochet para asistir al funeral.
Una historiadora valenciana, Fernanda Romeu Alfaro, se ha documentado durante años sobre el sufrimiento de las mujeres republicanas durante y después de la Guerra Civil. Invito a Gimeno a que se documente y escriba desagraviando a los que se hayan sentido ofendidos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.