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Europa se divide de nuevo ante la política de Washington

El alineamiento de Blair, Aznar y Berlusconi con las opiniones de Bush debilita el frente europeo

Carlos Yárnoz

Europa demuestra de nuevo estos días su incapacidad de expresarse con una sola voz en política exterior, sobre todo cuando debe pronunciarse ante posiciones oficiales de EE UU. Las declaraciones realizadas estos días sobre un posible ataque a Irak por Tony Blair, José María Aznar y Silvio Berlusconi, de nuevo los más próximos a Washington, 'han debilitado el frente europeo precisamente en las horas previas a la Asamblea General de la ONU' abierta ayer, como destacan fuentes oficiales del Consejo de la UE y de la Comisión Europea. Los tres han dejado abierto su apoyo a un ataque liderado por EE UU, incluso sin un consenso internacional previo, y han minado así el débil consenso europeo alcanzado el pasado 31 de agosto en Elsinor (Dinamarca).

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Antes de finales de agosto, en la Unión Europea prevaleció el criterio defendido por varios Gobiernos, especialmente del Reino Unido y de Francia (ambos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU), de que la UE no debiera expresarse como tal en ese terreno, porque correspondía hacerlo a cada capital. En Elsinor, sin embargo, los Quince adoptaron el mínimo compromiso común de exigir que un eventual ataque contra Irak sólo podría materializarse bajo el papel primordial de Naciones Unidas después de agotar antes las vías diplomáticas para que Sadam Husein aceptara la entrada en Irak de inspectores de la ONU.

Entre los líderes europeos, sin embargo, se desató de inmediato un debate sobre si era necesario, de un lado, mantener viva la amenaza militar y, de otro, si era imprescindible, jurídica y políticamente, una nueva resolución de Naciones Unidas. El contencioso fue tratado en profundidad en la reunión de líderes conservadores celebrada el pasado lunes en Cerdeña, en una residencia de Berlusconi, a donde acudieron, además de Aznar, los primeros ministros Jean-Pierre Raffarin (Francia), Jean-Claude Juncker (Luxemburgo), Jan Peter Balkenende (Holanda) y José Manuel Durão Barroso (Portugal).

Un día después de esa cita fue cuando Aznar comunicó a George W. Bush que consideraba 'deseable', aunque no 'imprescindible', una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que amparase una hipotética acción militar contra Irak, a la vez que expresaba su apoyo incondicional al presidente estadounidense en su lucha contra el terrorismo. Un comentario en línea con manifestaciones realizadas ya por Blair y Berlusconi.

El primer ministro danés y presidente de turno de la UE, el conservador Anders Fogh Rasmussen, introdujo ayer un nuevo factor distorsionador cuando declaró que no hace falta una nueva resolución de la ONU, aunque portavoces oficiales de Dinamarca precisaron en Bruselas que, en realidad, Rasmussen considera 'deseable' esa resolución pero tiene dudas de que jurídicamente sea necesaria. Un estudio jurídico encargado por la Comisión Europea concluye que es necesaria.

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En el lado opuesto al ya clásico trío Blair-Aznar-Berlusconi, estos mismos días han difundido sus opiniones contra toda tentación unilateral de Estados Unidos los socialdemócratas Gerhard Schröder (Alemania) y Goran Person (Suecia), ambos inmersos en sus respectivas campañas electorales. Especialmente el primero ha sido el único líder europeo que ha rechazado incluso la posibilidad de dejar abierta la amenaza militar, mientras Person ha dicho que 'EE UU no tiene carta blanca para reaccionar como quiera'.

Francia, por su parte, ha abandonado en esta crisis su tradicional papel de encabezar las posiciones más críticas frente a Washington. No sólo París acepta mantener viva la amenaza militar contra Sadam, sino que en estas fechas ha difundido unas posiciones que, al menos en parte, han supuesto una aproximación a Londres, un hecho clave a la hora de plantear la cuestión en el Consejo de Seguridad. Ayer mismo, un portavoz del Ministerio francés de Defensa afirmó que Francia coincide con EE UU y el Reino Unido 'sobre la amenaza iraquí y su capacidad de destrucción masiva'.

Pese a las habituales discrepancias europeas, en Bruselas fue muy bien acogida la parte del discurso pronunciado ayer por Bush en la ONU en la que puso de relieve el papel preponderante que debe jugar Naciones Unidas en esta crisis. 'Hace sólo dos semanas, en Washington despreciaban esa hipótesis', señalaban ayer en el Consejo de la UE, al suponer que, sin duda, Europa ha influido muy notablemente en ese cambio de actitud en la Administración estadounidense.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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