183.000 consultas psicológicas
A finales de septiembre el dulce rostro de la actriz Susan Sarandon empezó a salir regularmente en televisión para informar sobre el proyecto Liberty, el programa de ayuda gratuito organizado por el servicio de salud mental de Nueva York. El metro y las paradas de autobús se cubrieron de anuncios con teléfonos de consulta gratis. Octavillas azules advertían de posibles 'dolores de estómago, sensación de ansiedad, angustia o excesivo cansancio' y aconsejaban 'mantener una buena alimentación, hablar con familia o amigos, hacer lo posible por distraerse y sobre todo evitar caer en el consumo de drogas o alcohol'.
'Hemos recibido unas 183.000 personas en el último año con diversos trastornos, más del 20% sufría de depresión aguda', explica Roger Klingman, portavoz del proyecto. 'En las últimas semanas, el número de visitas ha aumentado y esperamos que siga así a medida que se acerque el 11. Queremos estar listos para cualquier intervención'.
Ana Cimaroti acude regularmente a las reuniones del Proyecto Liberty en su barrio de Queens. Su hija, Patricia Massari tenía 25 años y trabajaba en la firma financiera Marsh & McLennan. 'No tuvo ninguna oportunidad. Estaba en el piso del impacto', suelta de un tirón. El apoyo de otros padres le ha brindado algo de paz en estos meses. 'Acudo regularmente. Es un lugar donde me siento más libre de hablar y sé que nadie me va a juzgar'.
Los esfuerzos de prevención se han centrado especialmente en los niños. Un estudio de la escuela de medicina de Harvard calcula que 50.000 pequeños, entre los 4 y los 12 años, podrían sufrir secuelas psicológicas por los atentados.
Otro análisis de las escuelas públicas de Nueva York los cifra en 75.000. De éstos, el 10% padece síntomas de ansiedad, sobre todo ante la idea de estar separados de sus padres.
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