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Futuroscope vuelve a manos públicas para evitar la quiebra

Tras acumular unas pérdidas de 26 millones de euros en algo más de dos años de gestión privada, el parque de atracciones Futuroscope pasará el 1 de noviembre de nuevo a manos públicas, en una operación de salvamento organizada por el consejo de La Vienne, el departamento francés en que se encuentra enclavado, que hace dos años optó por ceder la explotación de las instalaciones al grupo Amaury.

El arreglo de este asunto afecta indirectamente al actual primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, que presidió durante 14 años la región de Poitou-Charente, a la que pertenece el departamento en que se encuentra el parque. Lo que estaba en juego se compone de 40 atracciones, 10 tiendas, una decena de restaurantes, una docena de hoteles, un palacio de congresos y un polo de desarrollo tecnológico. La asamblea territorial de La Vienne invirtió 300 millones de euros en el parque de atracciones y 130 millones en el polo tecnológico, donde se han instalado unas 150 empresas en edificios de corte futurista.

Futuroscope es un producto de la iniciativa pública. Fue inaugurado en 1987 y estaba destinado a convertirse en la locomotora económica de una zona esencialmente rural. Alcanzó su máximo de visitantes (2,9 millones) en 1995. Seguidamente, el consejo departamental concedió la explotación al grupo Amaury, propietario de los diarios L'Equipe y Le Parisien, así como de la sociedad Tour de Francia, que se hizo cargo del mismo a principios de 2000 por 42 millones de euros.

Pero el número de visitantes ha caído en picado -este año se esperan 1,7 millones- y Futuroscope se enfrenta a la competencia de otros muchos parques temáticos, de naturaleza lúdico-educativa.

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