Crecer sin chip
La mayoría de los expertos rechaza la implantación de localizadores en los niños porque atentan contra la intimidad
Implantar un chip localizador a un niño puede paliar la angustia de los padres, pero atenta contra el derecho a la intimidad de los hijos. Con este argumento, la mayoría de los expertos y las organizaciones dedicadas a la infancia consultados critican la inserción de microprocesadores en los pequeños. Esa iniciativa, anunciada por una pareja británica para proteger a su hija de 11 años ante un eventual secuestro, encuentra fuertes críticas en España.
'Se entiende la angustia de los padres, sobre todo en una situación como la que se vive en el Reino Unido tras el asesinato de dos niñas de 10 años el mes pasado. Pero no se puede aceptar una intromisión en la intimidad de los chavales como la de implantarles un chip', afirma Josetxu Linaza, catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid.
'Los pequeños necesitan espacios de libertad para crecer. Los padres tienen que saber aguantarse la angustia y educar a sus hijos para que sepan afrontar los riesgos', añade Linaza.
'Aquí chocan el derecho a la protección y el derecho a la intimidad que tienen los menores y se vulnera el segundo', asegura el director de Comunicación de Unicef España, José Juan Ortiz. Considera que la decisión de la familia Duval de implantar un localizador electrónico a su hija está relacionada con el clima de 'histeria colectiva' sobre la seguridad de los niños que se vive en el Reino Unido. 'En los países desarrollados está más garantizado el derecho de los niños a la protección que a la intimidad', puntualiza Ortiz. Ambos están recogidos en la Convención de los Derechos del Niño.
'No hay que marcar a un niño, ni a ningún ser humano, con un chip, como si fuera un animal en extinción', apunta el director general de la rama española de la ONG Save The Children, José Antonio García. 'Lo que tienen que hacer los padres es enseñar a sus hijos a hacer frente a los peligros', añade. La misma propuesta sostiene el vicepresidente de la confederación laica de padres de alumnos (CEAPA), Ginés Martínez. 'Un chip no es la solución al problema. Lo que hay que hacer es educar a los niños para que sepan sortear los peligros de la sociedad en que viven', sostiene. Considera la iniciativa británica como 'un auténtico disparate', ligado a la 'frecuente sobreprotección' que dispensa a los vástagos. Tampoco respalda el chip infantil Francisco Parra, cuyo hijo Donovan desapareció en febrero, informa Efe.
'Lo que tenemos que hacer los padres es dedicar más tiempo a nuestros hijos y educarles en lugar de aparcarlos', apunta el presidente de la Federación de Asociaciones de Familias Numerosas, José Ramón Losana. Un planteamiento, defiende, mucho más adecuado que combatir la angustia paterna ante un eventual peligro con un chip electrónico bajo la piel infantil.
La voz discordante es la del catedrático de Sociología de la Educación de la Universidad Complutense Julio Carabaña. 'Me parece muy bien. Es un magnífico ejemplo del uso de la tecnología al servicio de las personas. Todos los padres quieren saber donde está un hijo de 11 años. ¿Qué es el derecho a la intimidad de los niños?', plantea.
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