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Los expertos advierten sobre el retroceso del catalán en la calle

Congreso en Vic sobre la enseñanza de la lengua a los inmigrantes

En un momento en que el uso del catalán en la calle retrocede, la integración de los nuevos inmigrantes se convierte en una cuestión clave también para la normalización lingüística. En estos momentos, la lengua de utilidad de los ciudadanos recién llegados es en primer lugar el castellano, lo que puede contribuir a que el uso del catalán en la calle todavía retroceda más. Ésta es una de las cuestiones que ayer se planteó en el III Simposio sobre la Enseñanza del Catalán a los no Catalanohablantes que se inició en Vic.

El fenómeno de la inmigración y su repercusión en el conocimiento y uso del catalán fue el tema central de la primera jornada, en la que participaron unas 600 personas. Los ponentes resaltaron la necesidad de fomentar la integración de los inmigrantes en la vida cívica y social catalana para conseguir que se interesen por aprender catalán. 'Para los inmigrantes, aprender catalán ha de ser visto más como un derecho que como un deber', dijo el director del Instituto Europeo del Mediterráneo, Andreu Claret. 'Saber catalán es tan básico como la vivienda o la escuela', insistió.

Claret apostó por un modelo de integración avanzada que no base sus objetivos en la eliminación de las culturas sino en una adaptación mutua. Advirtió de que situaciones como la que se vive en Vic, donde más del 10% de la población es inmigrante, van a ser una realidad cada vez más extendida, y abogó por buscar la forma de llegar a esta gente y enseñarle la importancia del catalán. Una de las vías ya se ha iniciado, y es la petición hecha a los imames para que aprendan catalán y encabecen un movimiento religioso y cultural catalanoislámico.

Irene Rigau, consejera de Bienestar Social, reconoció que su departamento, a través de las escuelas de adultos, tiene que dar respuestas a un hecho migratorio muy distinto del que hasta ahora había, puesto que las nuevas oleadas se nutren sobre todo de inmigrantes extracomunitarios.

El decano de la Facultad de Educación de la Universidad de Girona, Ignasi Vila, coincidió con la valoración de Claret y añadió que el sentimiento de identidad está estrechamente ligado a la lengua y que los inmigrantes aprenderán catalán si sienten que tienen algo que aportar a la vida social catalana. En este sentido rechazó aplicar una política lingüística de confrontación y se mostró a favor de fomentar y valorar la capacidad de los recién llegados para participar en la vida pública catalana.

Nueva política lingüística

Simultáneamente, el secretario general y responsable de política lingüística de la Universidad Autónoma de Barcelona, Enric Marín, analizaba en otra ponencia el conocimiento y uso del catalán. Tras constatar que la identidad catalana depende en gran medida de su lengua y de los avances que se han conseguido en los últimos 25 años, Marín puso sobre la mesa 'un hecho irrefutable, el retroceso del uso del catalán en la calle'. 'Se ha impulsado el catalán', añadió, 'en el ámbito de la oficialidad, y en casa sigue siendo la lengua mayoritaria, pero en la calle se usa cada vez menos'. En este contexto, la relación de la inmigración con el catalán puede tener consecuencias importantes, especialmente en lugares como el área metropolitana de Barcelona, donde esta lengua tiene una posición más débil. Marín cree que los inmigrantes ven el catalán como una forma de identificarse más con la sociedad de acogida y si lo aprenden es por esa voluntad de identificación, no porque realmente crean que es indispensable y útil para vivir en Cataluña.

En opinión de Marín, para frenar el retroceso en el uso del catalán es necesario redefinir la situación y elaborar un plan estratégico de la lengua catalana en el marco de una nueva política lingüística y cultural que abarque todos los ámbitos de la sociedad. Se trataría, dijo, de crear un nuevo modelo social catalán útil, de prestigio, intercultural, atractivo y que se identificase con el progreso, la solidaridad y la cohesión social. Algunos de los puntos básicos de este nuevo modelo serían, según Marín, incidir en la definición cultural europea y prepararse para las nuevas tecnologías y la sociedad de la información. Finalizó con un llamamiento que bien podría ser el lema del simposio: 'Tenemos que combatir por el catalán porque no podemos renunciar a lo que somos'.

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