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Columna
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Aleluya nº 33. Un suspiro

Batasuna ha sido clausurada y no ha chocado el cielo con la tierra. Aleluya. El Gobierno vasco da un ultimátum al de España, y para el 25 de octubre, como siempre, habrá llegado el otoño. Aleluya. Sombras sobre luces en la clara oscuridad, de este mundo absurdo que no sabe dónde va. Aleluya. Aleluya. Aleluya...

Luis Eduardo Aute lo tenía claro: el mundo es una acumulación absurda de contradicciones. ¿También el nuestro? Especialmente el nuestro -si no fuera porque, a base de repetirse, todo se convierte en pura parodia-. Lo que parece evidente es que no sabemos a dónde vamos. Tampoco si vamos con el mundo o contra él -aunque se sospecha que descarrilamos-. Tiene uno noticia de que entre el vulgo, el populacho -al que pertenecemos la mayoría- circula ya la especie de que todo es pura filfa, que poco importa lo que vaya a hacerse mientras no nos estropeen nuestras mermadas vacaciones, vayan a hacernos trabajar el día de nuestra boda o nos quemen el coche que compramos hace quince días.

¿Sabe el mundo de los políticos -ese otro mundo- que suben como un globo hacia escenarios de cartón-piedra y pura escenografía de fanfarria delirante, mientras el común de los mortales tenemos que seguir pegados a tierra -y trabajándola, que es lo peor-? ¿Que les vemos irse y ya apenas si nos importa a pesar de que sabemos que nos acabarán ensuciando el traje de boda o que tendremos que ir a la delegación que la empresa tiene en Sidney para seguir manteniendo a la familia? ¿Saben, acaso, que despegan sin permiso y a la buena de Dios? Me temo que no.

Dos mundos que tienden a divergir: el del ciudadano corriente que en general va con los aires seculares y descreídos de los tiempos (también mucho votante de Batasuna), y un mundo político que se alimenta de sus propias guerras. Un desastre. ¿Lo saben ellos? Me temo que no.

O puede que algunos, con más olfato, sí. (¡Sería una suerte!) Anasagasti ya dio señales de haberlo percibido en la sesión anual de control al Ejecutivo al hablar de 'distensión' y 'diálogo entre demócratas'. Luego ha hablado de la Mesa de Ajuria Enea. Ahora es el Ejecutivo de Ibarretxe el que reconduce su absurdo ultimátum hacia una política a favor de la ampliación del Estatuto. ¿Nuevos aires más apegados a tierra? Quisiera creerlo.

Uno mantiene sus reservas respecto a la ilegalización de Batasuna. No por esa organización, que sin duda forma parte del entramado de ETA, sino por nosotros mismos que podemos envilecer el sistema democrático a base de querer salvarlo (como ocurrió en los 70 en Alemania; y nosotros somos más jóvenes). La vía penal fue la seguida contra el Klan americano y a favor de los derechos civiles, tanto en los 20 como en los 60. La vía penal ¡bien fundada! es el camino, y nadie nos apeará de ello a quienes nos adherimos al radicalismo democrático.

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Sin embargo, parece que el proceso está produciendo una especie de catarsis en la sociedad y entre los grupos políticos. ¿Necesitaba la sociedad una buena descarga ética para sentirse revitalizar, para coser la sutura entre clase política y población? Ojalá sea así (aunque nos mantengamos vigilantes).

Veremos lo que da de sí esta caída del caballo del nacionalismo. ¿Pura estratagema electoral ante las próximas municipales? Quisiéramos saber qué nos propone el PSE de Patxi López, si saldrá de su autismo heredado. Y, por favor, se nos debe ahorrar la cruz de un Iturgaiz interpretando a Mayor. Ha de funcionar la política contra el apoliticismo y el mesianismo. Si no, estamos perdidos. El globo les subirá hacia escenografías de cartón-piedra, y nosotros habremos de 'buscarnos la vida'. Éstas son las cosas que nos hacen olvidar, este mundo absurdo que apenas si sabe dónde va. Aleluya.

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