Patrimonio investiga si una empresa minera ha dañado un poblado de la Edad de Bronce
El director de las excavaciones denuncia que 10 hectáreas del yacimiento han sido arrasadas
Un importante yacimiento arqueológico, con vestigios de un poblado que se remonta a la Edad de Bronce (del 2800 al 1000 antes de Cristo), ha resultado presuntamente dañado por la empresa Sepiolsa, que explota un filón de sepiolita junto al aeropuerto de Barajas. Los vestigios de los habitantes de la vega del Jarama durante las edades de Bronce y Hierro y la época romana han desaparecido en 10 de las 30 hectáreas del yacimiento por la voraz explotación de los mineros. La Dirección General de Patrimonio anuncia que abrirá un expediente sancionador a Sepiolsa.
El yacimiento dañado, denominado El Encadenado, está ubicado en uno de los rincones más codiciados por los arqueólogos: la vera del Jarama. Por esta zona transcurría la vía romana que unía Alcalá y Segovia, y en ella abundan los vestigios del Imperio Romano. Pero el hombre habitaba el lugar desde mucho antes: las catas hechas en El Encadenado han desenterrado cerámicas, puntas de sílex, huesos y otros restos que se remontan hasta la Edad de Hierro (800-100 antes de Cristo) y de Bronce (hasta 2800 a. C.).
'Los yacimientos de estos periodos son muy importantes, porque son épocas anteriores a la aparición de la escritura. El estudio de estos restos es la única forma que tenemos para conocer el modo de vida de los habitantes de aquellas épocas', explica Miguel Rodríguez, director de las excavaciones.
Rodríguez destaca la importancia de los vestigios: 'Los del bronce son más antiguos, pero en la región hay más yacimientos excavados. Pero de la Edad de Hierro hay muy pocos, sólo cinco o seis como mucho'.
Pero El Encadenado ha sido víctima de una desgraciada división administrativa. El yacimiento se encuentra en la zona en la que AENA construirá la ampliación del aeropuerto de Barajas, pero sólo una parte de él está en terrenos ya expropiados por AENA (20 hectáreas) y otra parte (10 hectáreas) está aún pendiente de expropiar y pertenece a Sepiolsa.
AENA ha respetado su parte, pero Sepiolsa ha continuado presuntamente con sus actividades extractivas pese a que la existencia de restos arqueológicos en el lugar está sobradamente demostrada y catalogada.
11.789 catas arqueológicas
Para cumplir la legislación regional, AENA ha emprendido en la futura zona aeroportuaria el mayor proyecto de excavación arqueológica jamás llevado a cabo en España. En total, AENA debe hacer 11.789 catas para comprobar si en el subsuelo hay restos de los primeros habitantes de la región. Hasta el momento, las catas han encontrado 22 yacimientos, de los que El Encadenado es el más destacado.
Si se encuentran restos arqueológicos en un lugar donde esté prevista la construcción de alguna instalación, AENA está obligada a emprender una excavación de urgencia para localizar, identificar y trasladar los restos. Si éstos están en un sitio libre de edificaciones, como el terreno que rodea una pista de aeropuerto, entonces el lugar es catalogado y se le echa tierra encima para mantenerlos en su estado original.
La Dirección General de Patrimonio, dependiente de la Consejería de las Artes, aseguró ayer que tiene abierto un expediente informativo para esclarecer lo sucedido. 'Tenemos la denuncia presentada por los arqueólogos en abril e informes del Seprona [Guardia Civil] que parecen indicar que Sepiolsa ha incumplido la ley que regula el descubrimiento de restos arqueológicos', explicó un portavoz de Patrimonio.
Y añadió: 'Hemos pedido al Seprona más información y, cuando tengamos el expediente completo, abriremos un expediente sancionador a la empresa'. Patrimonio explicó también que hace un año ya ordenó paralizar a Sepiolsa la extracción de mineral en otra zona de la ampliación del aeropuerto.
Sin embargo, el director de las excavaciones, Miguel Rodríguez, lamenta que la intervención del Gobierno regional haya sido demasiado lenta. 'Alertamos de lo que estaba pasando en abril y el Seprona vino a ver lo que sucedía. Pero la empresa ha seguido extrayendo sepiolita y dañando el yacimiento. Es Patrimonio quien debe dar la orden de paralizar la actividad y todavía no lo ha hecho', lamenta Rodríguez.
Por esto, el arqueólogo ha decidido probar otra vía para que Sepiolsa deje de dañar presuntamente el patrimonio histórico: presentar una denuncia ante la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
Sepiolsa es una filial de una multinacional española dedicada a la industria minera. Ayer, pese a los reiterados intentos de este diario para conocer su posición sobre el asunto, la empresa declinó contestar.
Un tesoro bajo tierra
Un terreno con colinas suaves, en el que los bosques se alternaban con los pastos y donde no faltaba agua, caza ni frutas silvestres. Así era hace 4.000 años la ribera del río Jarama, donde el aeropuerto de Barajas está asentando los cimientos de su ampliación. 'Era un lugar donde al hombre no le faltaban ls recursos para vivir en relativa abundancia', explica Miguel Rodríguez, director de las excavaciones que AENA está llevando a cabo para preservar la riqueza arqueológica de la zona. Los primeros habitantes que se asentaron junto al Jarama, creando poblados dispersos que vivían de sus cultivos y la ganadería, eran los hombres de la Edad de Bronce. 'Vivían en cabañas y viviendas de barro y paja prensados', explica Rodríguez. La construcción con estos materiales no deja mucho rastro con el paso del tiempo. 'Sólo queda el piso de las viviendas, que se nota más compactado. También las hogueras y los puntos donde se apoyaban los postes de las cabaña'. Son restos escasos, pero suficientes para averiguar la actividad humana alrededor de la vivienda. Para ello hay que catalogar los restos encontrados (sílex, huesos, cerámicas...) y ver cómo se distribuyen. La Edad de Bronce dio paso, hacia el 900 antes de Cristo, a la Edad de Hierro, metal que exigía mayores conocimientos técnicos. 'Las viviendas ya tenían en esta época un zócalo o muro de piedra de un metro de altura, sobre el que se construía el resto de la vivienda con adobe. Además, son viviendas más agrupadas, lo que muestra que era una sociedad más urbana y desarrollada'. Los restos más abundantes junto a todo el Jarama son de la época romana. A lo largo del río, pegados a la calzada romana que unía Alcalá de Henarés con Segovia, han sido hallados numerosos vestigios del Imperio, como hostales, fortines o lupanares.
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