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La Generalitat exigirá un carné profesional a los porteros de discoteca

La normativa obligará a tener una formación específica para este trabajo

Miquel Noguer

Se acabó la tolerancia en la puerta de las discotecas. La figura del portero, a menudo confundida con la del guardia de seguridad y ensombrecida por hechos como la muerte de un joven ecuatoriano en el Maremàgnum de Barcelona el pasado invierno, pasará a estar regulada para evitar el intrusismo profesional y los tratos vejatorios y discriminatorios hacia los clientes. La Generalitat pretende poner orden en el sector exigiendo un carnet y una formación específica para los porteros de discoteca, que en ningún caso podrán desempeñar las tareas propias de un guardia de seguridad.

El año pasado, el Gobierno catalán ya comenzó a regular el sector delimitando las tareas que podía ejercer un portero y cuáles estaban reservadas a los guardias de seguridad profesionales y adscritos al Ministerio del Interior. Sin embargo, en ningún momento se especificaba la titulación, la formación o la distinción que debían tener los porteros de discoteca. Por ello, actualmente la mayor parte de estos empleados son hombres jóvenes con gran movilidad laboral y a los que se exige poco más que lucir un físico que disuada a los clientes problemáticos.

Pero todavía son frecuentes los casos en que los porteros se extralimitan en sus funciones y pasan a desempeñar tareas de seguridad. El director general de Juegos y Espectáculos de la Generalitat, Amadeu Farré, asegura que su intención es 'acabar de delimitar las funciones de estos trabajadores y profesionalizar el sector'. Pero al mismo tiempo advierte que 'no puede ser que los problemas en las discotecas se sigan produciendo casi siempre en la puerta'. Para evitarlo, la Generalitat tiene en una fase avanzada un proyecto para registrar a estos profesionales mediante la expedición de un carné identificativo. Aunque los plazos no están fijados, Farré considera 'muy necesario' regular un sector que el último año se ha visto implicado en un marasmo de casos con violencia e incluso muertes de por medio.

Estos problemas han acabado por convencer a los propietarios de las salas de fiesta sobre la necesidad de tener porteros profesionales y que entiendan su trabajo como una tarea de relaciones públicas y no como la de un guardián de la noche. De momento, la toma de conciencia se ha materializado en un convenio entre la Federación Catalana de Salas de Fiesta y la Escuela de Prevención y Seguridad Integral de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) que permitirá que la escuela imparta un curso específico para la formación de porteros de discoteca.

Amadeu Farré explica que esta colaboración es la base sobre la que se exigirá una formación mínima para todos los porteros de discoteca que trabajen en Cataluña. 'No se trata de obligarles a aprender el código penal, pero sí a que tengan un amplio conocimiento sobre los límites del derecho de admisión y que sepan que no se puede prohibir la entrada a una persona por razones de raza y apariencia física'. El curso que impartirá la UAB también proporcionará una formación básica sobre primeras curas y enfermería.

Farré considera que este curso servirá para, por lo menos, 'dejar claro que el sector tiene que regularse' y para ayudar a que los porteros tomen conciencia de que en un futuro no podrán ejercer su trabajo sin titulación, y todo para evitar en la medida de lo posible casos como el conocido crimen del Maremàgnum. El fallecimiento del ecuatoriano Wilson Pacheco a manos de dos porteros y un guardia de seguridad de la discoteca Caipirinha, quienes lo apalearon brutalmente antes de lanzarlo al mar, ha sido uno de los episodios más trágicos registrados este año en Barcelona.

Pero no se trató de un hecho aislado. A finales del año pasado, una discoteca de Lleida rescindió el contrato con una empresa de seguridad cuando detuvieron a cinco de sus porteros, acusados de apalear a 20 clientes en menos de tres meses. Un promedio de una agresión cada cuatro días. En 1998 también falleció el cliente de la discoteca Yes & Yesterday, de L'Hospitalet de Llobregat, después de que el portero le sacara del local y le propinara un golpe seco en el cráneo que acabó causándole la muerte.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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