El duro verano de Telekom
El nuevo presidente, Helmut Sihler, 'repasa' los activos de DT para deshacerse de cargas
Helmut Sihler leyó la semana pasada en Bonn las cuentas de su empresa, veloz y sin rodeos. Las deudas del primer semestre del año suman 3.900 millones de euros, lo que representa más que todo el 2001 junto. Nunca Telekom tuvo tanto número rojo.
Era el primer informe económico de Helmut Sihler, de 72 años, como presidente de Deutsche Telekom desde que asumió el cargo en julio, tras la dimisión de Ron Sommer, presionado por los grandes accionistas y los malos resultados de la compañía. Las cosas no van bien, según Sihler, pero podían ir peor: 'Si nos atenemos al desarrollo general de la economía, apreciamos que los resultados no dejan de ser satisfactorios'. El problema de la más famosa empresa alemana no es la facturación o el volumen de negocio; el problema son las deudas, por todo lo que ha comprado en los últimos años. El objetivo de este hombre, que, desde el principio, se consideró 'presidente interino en busca del adecuado', es reducirlas de 65.000 millones de euros a 50.000 millones ya en 2003.
El nuevo responsable de la operadora no niega la venta de VoiceStream ni las conversaciones para una fusión con AT&T y Cingular
Soltar lastre
¿Cómo lo hará? Deshaciéndose de lastre. El cable, la telefonía móvil, las licencias de UMTS e Internet, entre otros, se encuentran en su punto de mira. Precisamente algunas de las vías que el ex presidente y durante años estrella de la casa, Ron Sommer, se empeñó en abrir para convertir a la tradicional telefónica en empresa con glamour universal.
Cinco grupos financieros internacionales se han interesado en la adquisición de la red de cable de Telekom. Unos 3.000 millones de euros podría recuperar Sihler de esta operación, que piensa cerrar antes de fin de año.
Sobre la telefonía móvil y, en concreto, sobre la posible venta de VoiceStream, ha corrido mucha tinta. El ex presidente Ron Sommer compró la firma, la sexta en el ranking americano de telefonía móvil, el año pasado y pagó 40.000 millones de euros. Hoy, algunos expertos la valoran en unos 13.000. Sihler ni niega la venta ('estamos reflexionando') ni las conversaciones para una fusión de VoiceStream con AT&T y Cingular (dos de las grandes compañías de móviles de EE UU).
Otro de los apartados imprescindibles para el saneamiento de Telekom pasa por la reducción de personal. Como mínimo, 22.000 puestos de trabajo serán eliminados hasta el año 2004, lo que supondría un ahorro de otros 1.500 millones. Además de cambios en la estrategia futura de la compañía ('menos inversiones'), Helmut Sihler se enfrenta en las últimas semanas con varias demandas de usuarios y accionistas: una, en trámite, contra la anterior presidencia por haber pagado en exceso por VoiceStream y haber, así, 'perjudicado a los tres millones de pequeños accionistas'; otra, ya en marcha, por un supuesto aumento indebido en las facturas cobradas a clientes, y una tercera, por las opciones sobre acciones de las que se habrían beneficiado presidencia y consejo en 2001.
Las denuncias deben de ser, en todo caso, lo que menos preocupa a Helmut Sihler, teniendo en cuenta que además tiene que buscar un sustituto para su puesto. De nuevo sonó el nombre de Thomas Middelhoff, el ex presidente de Bertelsmann, para dirigir el timón de Telekom. Según algunos medios de comunicación, el mismo ministro de finanzas alemán, Hans Eichel, habría despachado con Sihler sobre este asunto (el Estado alemán posee el 47% de las acciones de Telekom). Parece, en todo caso, que Middelhoff, amante de los riesgos y las nuevas tecnologías como lo es el dimitido Sommer, resulta poco apropiado para el nuevo rumbo que necesita Telekom. Lo que algunos se preguntan es cómo se pudo dejar tanto tiempo el barco a la deriva.
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