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Reportaje:

Un horizonte móvil en la venta de EDF

El alto endeudamiento y las pérdidas latinoamericanas complican la privatización

Électricité de France soporta actualmente una importante deuda -22.000 millones de euros-, pero la importancia de este dato es relativizada por Jacques Chauvin, director financiero de la sociedad: 'A finales de 2002 sólo habremos invertido 11.000 millones de euros de los 19.000 previstos. El rendimiento del capital empleado es bueno, por encima del 10%, y la relación entre capital propio y préstamos, también'. La estrategia latinoamericana -más de 500 millones de pérdidas- es víctima de la recesión que domina la zona, las inversiones británicas -'sólo ahora tenemos los cinco millones de clientes que permiten amortizar los gastos fijos', dicen en EDF- suponen pérdidas, la operación italiana -18% de las acciones de Edison para tener que conformarse con el 2% del derecho a voto en el consejo- ha generado las iras berlusconianas y las otras andanzas extranjeras sólo pueden considerarse positivas desde una perspectiva en la que se cumplen previsiones a varios años vista.

Antes del primer trimestre de 2003, EDF se transformará en sociedad anónima y luego vendrá la 'apertura de capital'

Con la llegada al poder de la derecha, EDF y su homóloga dedicada al gas (GDF) contaban con poder resolver su esquizofrenia -casi monopolio público en Francia, empresa liberal en el extranjero- y, sobre el papel, eso es lo que se disponen a hacer el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, y el titular de Economía y Finanzas, Francis Mer. Pero sólo sobre el papel. François Roussely, el presidente de EDF, reclamó hace pocas semanas un aumento de las tarifas eléctricas del orden del 4,9% con la esperanza, compartida por Mer, de obtener como mínimo el permiso para proceder a una alza del 2,35% que hubiera supuesto un ingreso suplementario de 500 millones de euros, es decir, enjuagar las pérdidas latinoamericanas.

Todo iba bien hasta que Raffarin, que se había negado a aumentar el salario mínimo, pero había aceptado alzas en los precios del transporte público, la telefonía o los carburantes, comprendió que su índice de popularidad pendía de un hilo. En consecuencia, ordenó la congelación de tarifas eléctricas al tiempo que ordenaba a Mer poner en marcha una estrategia de 'apertura del capital', eufemismo popularizado por el socialista Strauss-Kahn para justificar privatizaciones parciales.

La futura salida a Bolsa

De momento sólo conocemos un calendario: antes del primer trimestre de 2003, EDF tendrá nuevos estatutos que la transformarán en sociedad anónima y la famosa apertura de capital debiera producirse a inicios de 2004, con la introducción en Bolsa de la sociedad. Esos hitos temporales no hablan ni de porcentajes ni de problemas internos. De entrada, el propio calendario es dudoso, puesto que, de mantenerse la actual debilidad de la actividad bursátil, nadie ve qué beneficio puede sacar una empresa al poner a la venta sus acciones cuando nadie va a querer comprarlas o van a hacerlo a un precio muy inferior a su valor real.

Y el calendario no explica cómo resolver el problema del personal de EDF-GDF, trabajadores con un estatuto próximo al del funcionario, con jubilación plena a los 37,5 años trabajados -40 para el sector privado-, gas y electricidad gratis para activos y jubilados, semana laboral de 35 horas -en la práctica, varias menos a menudo- y, sobre todo, un total ya de 144.000 jubilados a cuenta de las dos empresas. Mientras no se resuelva el estatuto laboral de los activos y se halle una situación para garantizar la vejez de los 144.000, todos los planes de privatización equivalen a un sueño. Otra cosa es estudiar la fusión entre EDF y GDF -el sindicato CGT lo propone y Roussely no lo ve con malos ojos- o proceder a un intercambio de acciones con las distintas sociedades extranjeras participadas por EDF, una vía para abrir el capital de manera controlada y retrasar la toma de decisiones respecto a las peculiaridades del estatuto de los trabajadores franceses del gas y la electricidad.

No es el único problema para EDF. El 80% de la energía producida por la compañía es de origen nuclear. Para los ecologistas eso debiera bastar para descalificar a la empresa, pero lo cierto es que la sociedad mantiene una serie de iniciativas que contribuyen a mejorar su imagen. Por ejemplo, entre junio y julio de 2001, EDF organizó una encuesta entre 17 millones de clientes, obteniendo respuesta de más de un millón de ellos, un porcentaje insólito para ese tipo de operaciones. Se trataba de saber qué concepción tiene el usuario de lo que es un servicio público. El 69% de las respuestas ponía como prioridad de EDF el respetar el medio ambiente.

Imagen ecologista

Una de las decisiones más populares de EDF consiste en haber asumido que el 90% de su red de media tensión debe quedar enterrado y un 65% del tendido de baja tensión o se entierra o se camufla. El paisaje, tanto en contexto urbano como en plena montaña, se ha beneficiado de esa decisión, por la que, desde 1991, se han enterrado nada menos que 152.000 kilómetros de líneas eléctricas, de manera que hoy el total de kilómetros no visible supera ya los 370.000. El coste medio del kilómetro enterrado duplica el de la línea aérea.

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