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Reportaje:

Vuelta al infierno de los mercados

Las bolsas siguen atenazadas en un escenario de desaceleración económica, mientras el petróleo amenaza la caída de tipos

La vuelta de los inversores a los mercados financieros tras el periodo vacacional no será positiva. Los últimos datos económicos apuntan a una nueva desaceleración de las economías, mientras que la subida del precio del petróleo, con el conflicto entre EE UU e Irak de fondo, pone en peligro nuevas rebajas de los tipos de interés. Factores claros que van contra la recuperación de las bolsas. Depósitos y cuentas corrientes asoman como únicas alternativas.

Pintan bastos para las bolsas. La economía no despega y se deteriora la previsión de aumento en los beneficios empresariales
Los fondos definen bien el panorama del inversor en la recta final de año: sólo tres de las 12 categorías existentes obtienen ganancias

Este final de agosto ha sido esclarecedor, aunque tal vez hubiera sido mejor continuar en la confusión, que siempre deja mayor hueco a la esperanza. Las noticias no son buenas en términos de recuperación de las bolsas. Cae la confianza de los consumidores estadounidenses y alemanes. Los propios mandatarios de estas economías hacen malabarismos verbales para indicar que, en el mejor de los casos, se cumplirán las previsiones de crecimiento económico hechas a comienzos del año.

Además, los recortes fiscales previstos para los ciudadanos alemanes y franceses se han aplazado, una rebaja impositiva que podría favorecer el consumo y, por tanto, la actividad empresarial. Las inundaciones de Centroeuropa son, en parte, causantes de esta demora, que también han dado un fuerte varapalo a las compañías aseguradoras más implicadas en la zona.

En España, los datos de crecimiento del producto interior bruto también evidencian un mayor temor de los consumidores, que están empezando a retejer el calcetín del ahorro. La crisis latinoamericana sigue amenazando a grandes sociedades españolas. La firma de calificación crediticia Standard & Poor's elaboró esta semana un informe en el que indicaba que los dos grandes bancos españoles podrían verse obligados a vender activos y provisionar sus inversiones en Brasil si la crisis de este país empeora en los próximos meses.

En este año de tan abundantes pérdidas, el único dato positivo y esperanzador era la rebaja de los tipos de interés, que ayudaría a los inversores a decantarse por el riesgo de la renta variable. Una bajada del precio del dinero que tropieza con la escalada experimentada por el precio del petróleo, que en los últimos días ha tocado los 28 dólares por barril. La amenaza de conflicto entre Estados Unidos e Irak es la causante de esta subida, que se antoja como una dificultad más en el tortuoso camino hacia la recuperación de las economías.

Desconfianza

Una serie de factores que van en contra de la subida en los beneficios de las empresas y, por tanto, que hacen buenos los niveles actuales de precios de las acciones. Más beneficios que servirían de único argumento válido para poner fin a la desconfianza desinversora gestada por unas bolsas con dos años y medio de caídas ininterrumpidas y por los escándalos contables de sociedades como Enron o WorldCom. Así, los pronósticos de mejoría para el tercer trimestre del año ya son papel mojado y en este último cuatrimestre del ejercicio el panorama insiste en ensombrecerse.

Curiosamente, tal y como indican los analistas de BSN Banif, hay suficiente dinero disponible en el bolsillo de los inversores para propiciar la recuperación. No es, pues, un problema de liquidez. Los datos de la evolución de la masa monetaria en Europa indican muchos euros debajo del baldosín o en productos bancarios a la vista que podrían entrar en los mercados financieros al menor viso de recuperación. 'El inversor está harto de decepciones, no ya económicas, sino personales. Para curar esa herida el paño de los beneficios es el único remedio visible. Pero esos beneficios han de ser claros, transparentes y, además, sustanciosos', apuntan los analistas del banco de inversión BSN Banif.

Buscar refugios

Una situación negativa que no se contradice con empezar a colocar el dinero en la Bolsa, aún a sabiendas que el ciclo económico tardará en mejorar. 'Las empresas ganadoras serán aquellas que nos hayan convencido en tiempos de turbulencia de que sus problemas no son más serios que los lógicos del ciclo adverso, y no tienen nada que ver con irregularidades varias o con una mala posición de la empresa en su negocio o sector', apuntan desde el banco.

La opción más clara se encuentra en las empresas cuyos beneficios siguen creciendo -si es posible, que el incremento sea de dos dígitos- y que, además, reparten esas ganancias entre sus accionistas con buena rentabilidad por dividendo. Unos ingresos por el corte de cupón que harán más grata la espera hasta que la recuperación económica empiece a hacerse más visible en el horizonte.

Afortunadamente, en la Bolsa española existe un buen puñado de valores con ganancias por dividendo muy elevadas. A las tradicionales eléctricas y autopistas se suman numerosas compañías industriales que siguen ganando dinero a buen ritmo y cuya caída de precios ha elevado sobremanera esta rentabilidad. Zardoya, Uralita, Azkoyen, Carrefour, Ence, Aragonesas, Cortefiel, Metrovacesa o el propio Santander Central Hispano, entre otros, dan a sus inversores más del 45% al dinero si se adquieren a los actuales precios.

Según apuntan los expertos consultados, éste es el mismo perfil que debe buscarse para valores europeos o norteamericanos. Comentan que todavía es pronto para entrar en sectores de elevada volatilidad en sus precios, como las telecomunicaciones o tecnológicas, aunque sus cotizaciones se encuentren ya muy cerca de su suelo.

La insistencia de los analistas en los beneficios empresariales se explica por la falta de otros estímulos para este tipo de inversión. Los tipos de interés no parece que jugarán a favor de la Bolsa, como se esperaba hace sólo unas semanas. Y es que si el desconcierto en las bolsas y en la economía ha sido grande a lo largo del año, también la expectativa sobre la evolución del precio del dinero ha variado mucho.

Basta con remontarse a marzo de este año para escuchar a Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal estadounidense, referirse a una posible subida de los tipos de interés para poner algo de hielo en una economía que el primer trimestre creció más del 5%. Los datos del siguiente trimestre y las expectativas del actual, ya de por sí algo gélidas, invitaban a pensar en una rebaja de los tipos de interés de Estados Unidos que los expertos veían aplazarse hasta este septiembre.

Pero esta rebaja de tipos, que pondría una gota de color en el mercado de acciones, peligra por la subida de los precios del petróleo ante las amenazas de un ataque de Estados Unidos a Irak. En las últimas semanas se ha producido una escalada del precio del barril brent, que ha tocado los 28 dólares. El petróleo es un nuevo elemento de incertidumbre que deberá estar presente en la agenda de los inversores por sus múltiples repercusiones: crecimiento económico, resultados empresariales, inflación y tipos de interés.

Los tipos a largo plazo han sufrido durante este año una paulatina caída, al tiempo que se desinflaban las expectativas de mejora económica. Un mercado que ha estado muy ligado a la marcha de la Bolsa, con continuo trasvase de dinero desde las acciones a los bonos, que han favorecido tipos más bajos y subida de los precios. En este sentido, entrar ahora para obtener ganancias por apreciación del bono parece difícil y únicamente tiene sentido esta inversión para el que desee garantizarse una rentabilidad superior a la de los tipos a corto durante un prolongado periodo de tiempo.

Fondos sin ganancia

El infierno que viven los mercados, y que seguramente se prolongará hasta final del ejercicio, ha dejado su huella en la rentabilidad de los fondos de inversión, que cubren todo el espectro de la inversión financiera. De las 12 modalidades de fondos existentes, sólo tres ofrecen ganancias en los ocho primeros meses del año. Se trata de los fondos de dinero (Fiamm) y los Fim de renta fija a corto y largo plazo. En este periodo la rentabilidad mayor ha correspondido a los de largo plazo con el 2,21%. Una ganancia que anualizada daría el 3,31%, con lo que el inversor difícilmente conseguirá, en el mejor de los casos, no perder poder adquisitivo.

Una situación de privilegio si se echa una mirada al resto de modalidades de fondos. Los ligados a la marcha de las bolsas ofrecen pérdidas en torno al 20%, que difícilmente menguarán en el resto del año.

Las únicas alternativas a la inversión financiera, visto el panorama actual, son las cuentas corrientes y los depósitos bancarios. Mientras tanto, el sector inmobiliario sigue recogiendo a los descontentos, aunque las voces de alarma sobre el fin de la escalada alcista son ya numerosas.

Mejoría nuevamente aplazada

El Servicio de Estudios de la Bolsa de Madrid elabora mensualmente la previsión que los intermediarios financieros (sociedades y agencias de valores) realizan sobre la marcha de las ganancias empresariales. Con este sondeo entre los miembros de la Bolsa obtiene una media que es indicativa de lo que piensan los analistas sobre el devenir de las ganancias de las compañías cotizadas. Pues bien, en la consulta realizada durante el pasado mes de julio los analistas estiman que los beneficios crecerán este año en el conjunto de la Bolsa el 7,63%, siendo ésta la previsión más baja de los últimos años. Por ejemplo, en marzo de este mismo ejercicio esperaban cerrar con un alza del 10,37% en el beneficio empresarial. Las previsiones realizadas por los analistas oscilan entre un máximo crecimiento del 11,70% y un mínimo del 2,80%. El optimismo sobre la recuperación se ha ido, pues, desinflando. Esta visión más negativa también se trasluce para 2003. En marzo de este año, los analistas apuntaban a que el próximo ejercicio se cerraría con un aumento del 17,09% en los beneficios de las cotizadas. En julio estimaban, sin embargo, que en 2003 el aumento rondará el 13,6%. Bandazos en las previsiones que muestran la dificultad para precisar el actual momento económico y su devenir.

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