Los ejercicios espirituales de Greenspan
La burbuja y la deflación son males económicos tan impredecibles como recurrentes
La Reserva Federal celebra cada año, durante tres días, sus ejercicios espirituales en Jackson Hole, Wyoming, el corazón de las Montañas Rocosas. Y, como ya es habitual desde 1986, los iniciados esperan con ansiedad el discurso inaugural de Alan Greenspan.
Este viernes pasado, Greenspan no defraudó las expectativas al abordar el tema estrella del momento: la 'volatilidad económica'.
Durante el último año, el prestigio de San Greenspan, como muchos le llaman, ha disminuido al ritmo de la caída de Wall Street. Sus críticos sostienen que Greenspan y su Reserva Federal fueron incapaces de desactivar la burbuja que terminó en la recesión del año 2001. Y cuyos efectos todavía se hacen sentir.
Greenspan parece haber tomado buena nota de sus críticos. En su charla del pasado viernes intentó dar su versión sobre si es posible desactivar una burbuja y si la Reserva Federal pudo hacerlo en su día.
Lo primero que llama la atención es la modestia de sus planteamientos y la confesión de que en el funcionamiento del capitalismo ocurren cosas que la voluntad de un banco central no puede doblegar. Sería difícil encontrar discursos parecidos, por ejemplo, en Europa.
'La lucha para entender los acontecimientos en la economía y en los mercados financieros desde mediados de los años noventa ha sido particularmente desafiante para los responsables de la política monetaria. Nos hemos visto enfrentados con fuerzas que ninguno de nosotros había experimentado personalmente antes. Aparte de la reciente experiencia de Japón, sólo los libros de historia y los archivos nos han dado pistas', dijo Greenspan. Y a continuación admitió la dificultad para saber que en la economía se estaba desarrollando una burbuja. 'Nosotros en la Reserva Federal consideramos una serie de temas relacionados con la burbuja de activos, esto es, la subida de precios de los activos a niveles insostenibles. Mientras evolucionaban los hechos, hemos reconocido que, a pesar de nuestras sospechas, era muy difícil identificar definitivamente una burbuja antes del hecho, es decir, cuando su explosión confirmó la existencia de la misma'.
¿Cuál fue, pues, la raíz de la explosión y de la recesión de 2001? Greenspan describe el cuadro clásico. 'El boom inversor de finales de los años noventa, inicialmente apoyado por avances significativos en la tecnología de la información, produjo finalmente un exceso de capacidad instalada'. La cantidad de capital en la economía, pues, supera la cantidad que las empresas necesitan para producir sus bienes y servicios. En ese momento, recortan sus planes de inversión.
Greenspan matiza: 'Aun cuando la demanda de cierto número de productos se duplicó o triplicó en términos anuales, la nueva oferta creció más rápido. En conjunto, la capacidad en las industrias de alta tecnología subió más del 40% en 2000, bastante por delante de su aceleración de los dos años anteriores... Ajustes similares, aunque menos severos, tuvieron lugar a lo largo de toda la economía'.
¿Y la burbuja? Greenspan señala que 'las burbujas se precipitan a menudo por la percepción de mejoras reales en la productividad y los beneficios subyacentes de las empresas. Siendo la psicología humana lo que es, las burbujas tienden a alimentarse en sí mismas, y los periodos de auge en sus últimas fases se apoyan a menudo por proyecciones improbables de la demanda potencial. Los precios y primas de las acciones son conducidos a niveles insostenibles'.
En su descripción, Greenspan sostiene que la burbuja aparece 'cuando los inversores o bien sobreestiman el crecimiento sostenido de los beneficios o reducen de manera poco realista la tasa de descuento que aplican a los beneficios y dividendos esperados'.
Frente a aquellos que le critican por su actitud ante la burbuja de los valores tecnológicos, Greenspan es tajante: 'Es razonable generalizar, a partir de nuestra reciente experiencia, que no existe una política monetaria restrictiva de bajos riesgos y costes que pueda desactivar eficazmente una burbuja'.
Greenspan se pregunta: '¿No es posible al menos limitar el tamaño de la burbuja y, de ese modo, su explosión destructiva?'. Respuesta: 'De la evidencia hasta la fecha, la respuesta parece ser no'.
Pero si, como afirma Greenspan, es muy difícil saber cuándo se está ante el desarrollo de una burbuja, ¿es posible vaticinar una deflación, es decir, un periodo de caída de los precios de los activos, lo contrario de la burbuja? La respuesta la da un equipo de 13 economistas de la Reserva Federal que ha estudiado las lecciones de la experiencia de Japón en los años noventa: tampoco.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.