El candidato peronista Rodríguez Saá lanza un mensaje populista al iniciar su campaña
El ex presidente argentino anuncia en un mitin la 'primera revolución del siglo XXI'
Ha sonado el pistoletazo de salida de la campaña electoral argentina. El primero en saltar al ruedo con un populista acto de masas ha sido el candidato que hoy encabeza las encuestas. Adolfo Rodríguez Saá, el presidente argentino (peronista) que sólo aguantó una semana en el poder, en diciembre, tras anunciar como una victoria nacional la suspensión de pagos de la deuda externa, vuelve con nuevos bríos. El Adolfo, como le llaman sus seguidores, presentó el jueves por la noche, en un baño de multitudes, su candidatura presidencial para los comicios de marzo.
Y El Adolfo reapareció ante más de 10.000 personas que abarrotaron el Luna Park de Buenos Aires, el coliseo que albergó en el pasado grandes veladas de boxeo y por el que desfilaron estrellas de la música y la danza.
En enero pasado, después de dimitir de manera sorprendente al quedarse sin el respaldo de los caudillos peronistas, nadie hubiera dado un centavo por el futuro político de Rodríguez Saá. Ocho meses después, pisa fuerte para llegar a la Casa Rosada por la vía de las urnas. Día tras día incorpora a sus filas personajes de toda condición: políticos trasnochados, militares golpistas carapintada y sindicalistas recalcitrantes de la vieja estirpe peronista. Pueden votarle muchos de los nuevos pobres -los descamisados de antaño- que ahora proliferan por toda Argentina.
La puesta en escena del primer acto electoral del que fue gobernador de la provincia de San Luis durante 18 años recuerda al peronismo de los años setenta con grandes retratos de Perón y Evita, pancartas de todo tipo y color y el machacón ruido ensordecedor de los bombos. El maestro de ceremonias, un conocido locutor de televisión, da lectura a las cartas de adhesión y, cuando pronuncia el nombre del primer firmante, Hugo Rafael Chávez, estalla la primera gran ovación de la noche. El presidente de Venezuela dice en su mensaje: 'A la Argentina se le inyectó una sobredosis de neoliberalismo'.
El fragor de los bombos
El ruido de los bombos no cesa ni cuando empiezan los discursos. Viejos dinosaurios del sindicalismo que hablan de 'acto de reafirmación peronista', políticos profesionales, mujeres y jóvenes que dicen hablar en nombre de los marginados. Todos desfilan por la tribuna con oratoria populista para ensalzar las cualidades del 'próximo presidente'. 'Sólo Rodríguez Saá va a sacarnos de esta crisis tan profunda', proclama una veinteañera que dice hablar en nombre de los jóvenes de Mendoza.
Hay situaciones que rozan el surrealismo. Como la protagonizada por otro joven orador, Mauricio Pereira, que interviene como portavoz de 'los extrapartidarios'. Quiere contar una anécdota: 'Una noche vi por televisión a Rodríguez Saá que decía que quería que los jóvenes le acompañaran. Yo dije: 'Padre, quiero acompañar a ese hombre'. Y vine hasta aquí a ese acto. Soy del interior. Era la primera vez que viajaba en avión y nunca había visto a tanta gente congregada', se desgañita el muchacho. 'Rodríguez Saá me dijo al llegar al Luna Park: 'Vas a dirigir unas palabras''. El joven del interior, que no había volado nunca, se anima a lanzar un mitin que incendia los ánimos.Fiel a su estilo, el intendente de San Miguel, Aldo Rico, que se rebeló contra la democracia cuando era teniente coronel, sube al estrado con chaleco color caqui y un guante de boxeo en la mano que le acaba de regalar el enviado del programa humorístico de televisión Caiga quien caiga. 'Me tiraron el guante para desafiarme y lo he recogido', dice, y añade en tono no menos amenazante: 'Al que no le guste la pelea, está de más en ese proyecto'. De peleas sabe más que nadie este militar golpista reciclado que aspira a gobernar la provincia de Buenos Aires y que promueve la mano dura como única medicina contra la delincuencia. 'No hay que cambiar de collar, hay que dejar de ser perro', grita Rico.
Toma la palabra a continuación el sindicalista Hugo Moyano, caudillo del poderoso gremio camionero y promotor de una decena de huelgas contra el Gobierno del radical Fernando de la Rúa, que ahora desembarca en la política. Empieza su particular interpretación de lo que ocurre en Argentina diciendo que hace unos meses los argentinos estaban desolados, pero la efímera presidencia de Rodríguez Saá 'devolvió la credibilidad al pueblo'. Ensalza la decisión de no suspender el pago de la deuda externa, 'demostración de coraje y valentía que el pueblo estaba esperando'.
El Luna Park se viene abajo, los aplausos se confunden con las lágrimas en muchos ojos, cuando aparece el líder. Lo más relevante de todo el discurso es 'el secreto' que trae en el bolsillo y revela a sus seguidores: 'Ninguno de los otros candidatos sabe por qué quiere ser presidente. Yo sí'. 'El Adolfo' pretende encabezar 'con paso de vencedor' la revolución nacional y popular, que define como 'la primera revolución del siglo XXI'. Recuerda con orgullo su decisión de suspender el pago de la deuda externa, que supuso el aislamiento de Argentina de los mercados financieros internacionales y deja en el aire qué hara, cómo pagará y de qué manera reinsertará a Argentina al mundo, si es elegido presidente. Mientras Rodríguez Saá mitinea en el Luna Park, en Washington el portavoz del Fondo Monetario Internacional dice que no hay condiciones para firmar el esperado acuerdo, desde enero, con Argentina.
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