_
_
_
_
Reportaje:ALCÁZAR DE LOS REYES CRISTIANOS DE CÓRDOBA

Noche en los jardines de la realeza

Uno se imagina a los Reyes Católicos paseando por estos mismos jardines, discutiendo los pormenores de la campaña de conquista del Reino de Granada, oliendo distraídamente los jazmines y preguntándose qué habría para cenar. Y a Cristóbal Colón, nervioso, tropezando con sus propios pies y repitiéndose una y otra vez el discurso que debía atraer el favor de la Corona hacia su arriesgada expedición al otro lado del océano. No son fantasías, sino historia; a finales del siglo XV, Isabel y Fernando vivían en el Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba, y el marino genovés recaló en la ciudad con la sola idea de entrevistarse con ellos y convencerles de la solidez de su proyecto.

La entrada a esta fortaleza no era cosa fácil. A Colón le costó meses de diplomacia y reverencias. Pero ahora, cinco siglos después, cualquiera puede pasar al interior del Alcázar pagando 1,87 euros (y si es viernes, ni un céntimo). En la visita, llena de interés histórico y de placeres para la vista, van incluidas las amplias estancias y patios del castillo, además de una curiosa colección en la que destacan un sarcófago lleno de minuciosas figuras humanas que viajan al lado de allá de la muerte y unos mosaicos poblados de monstruos y animales acuáticos. Todo romano, del siglo III y en perfecto estado de conservación.

Lo que no se puede uno perder son los jardines, de inspiración árabe. Junto a las albercas, las fuentes y las acequias crecen palmeras, naranjos, limoneros, cipreses, jazmines; en fin, las mil y una noches vegetales. Y más aún porque hasta el 15 de septiembre los interesados pueden venir a la caída de la tarde, sobre las 20.00, y quedarse hasta medianoche, pagando una entrada de 1,45 euros que da derecho a pasear, disfrutar de las plantas, ver la puesta del sol, hacerse fotos y abrazarse en los bancos colocados al efecto.

Claro que hay más posibilidades; anoche unos turistas polacos daban galletas a los peces del estanque principal, que parecían agradecer el detalle. Unos jóvenes franceses se salpicaban festivamente aprovechando los surtidores, y unos niños de nacionalidad indeterminada se metían en las acequias para organizar carreras de barcos. Al fondo, una pareja de italianos sacaba un cuaderno enorme y se sentaba a dibujar las torres.

Desperdigados entre los árboles y los setos quedan trozos de columnas romanas, restos de molduras árabes, capiteles de hojas de acanto y de avispero... Una mezcla muy propia de este lugar, que acoge precisamente por eso las veladas culturales, celebraciones de música, teatro y gastronomía en las que se recuerdan las tradiciones de los pueblos que hicieron esta ciudad múltiple, desde los romanos a los cristianos del medievo. Para mañana a las 22.00 está prevista la noche sefardí: habrá antiguas canciones judías y una cena con platos como la adafina, un guiso olvidado hace siglos que se hacía enterrando la olla en el suelo, sobre un lecho de brasas, y dejándola cocer muy despacio durante toda la madrugada del viernes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_