Agua que no has de beber
Dos ONG españolas trabajan en dos países africanos para proporcionar agua potable y evitar enfermedades
Unos 1.100 millones de personas carecen de agua potable. La situación en África es pésima, al 54% de la población le falta este bien. Anualmente mueren dos millones de personas a causa de enfermedades diarreicas producidas por el consumo de agua en malas condiciones. Algunas ONG creen que para tener unas condiciones de vida mínimamente aceptables son necesarios unos 20 o 25 litros por persona y día. Dos ONG españolas trabajan en dos países africanos para proporcionar agua potable a dos regiones con serios problemas de saneamiento y al mismo tiempo erradicar enfermedades.
SUDÁN Balsas tradicionales
En Darfur, zona noroccidental de Sudán, el agua escasea. Llueve poco. Hacer pozos requiere un estudio hidrográfico, maquinaria pesada y una perforación de unos 70 metros. Por ello los habitantes de está región que alberga a unos cuatro millones de personas idearon hace siglos un sistema para recoger el agua de la lluvia, cuya tecnología ha quedado atrasada.
Ante la complejidad y dificultad de la construcción de los hafires (balsas) pidieron ayuda a la Media Luna Roja sudanesa. Empezaron a elaborar un proyecto junto a la Cruz Roja y representantes del Ministerio del Agua. Desde la puesta en marcha de la iniciativa, hace tres años, ya se han construido más de 50 balsas. Éstas tienen capacidad para 25.000 metros litros cúbicos. En su elaboración participan unas 250 personas y tardan unos dos meses en finalizar cada hafir.
En las peores épocas del año, cuando la lluvia no hace acto de presencia, los habitantes del norte de la región no tienen otra opción que descender hacia el sur en busca de otros hafires o de pozos donde haya agua.
El proyecto no se reduce a la construcción de las balsas. Las instrucciones para el uso son fundamentales, comenta Jaime Bará, responsable de ayuda humanitaria en África de Cruz Roja. Les explican que el hecho de que las balsas estén divididas en dos partes, una para animales y otra para ellos, es para evitar infecciones. Pese a las explicaciones, algunos no se acaban de acostumbrarse al agua transparente. 'Este agua es demasiado clara y no tiene el sabor habitual', comentan algunos. Pese a todo, acaban haciendo buen uso de ella.
TANZANIA Pozos y fuentes
En Kigoma (Tanzania) no les falta agua. El segundo lago más grande del mundo está cercano. El Tanganika tiene un 6% del agua dulce en estado líquido de la tierra. Pese a esta cantidad de agua, los problemas que ésta produce son enormes. El agua no es potable. El cólera se deja sentir de forma alarmante en la zona, comenta Óscar Urdeitx coordinador general de Médicos Sin Fronteras (MSF), en Tanzania.
Esta organización decidió intervenir en la zona para mejorar la situación sanitaria. Los trabajadores de MSF además de acondicionar pozos y construir fuentes de agua potable, realizan un trabajo fundamental basado en la educación sanitaria. 'Tenían pozos pero hemos tenido que enseñarles a utilizarlos', comenta Urdeitx. Esto que parece tan sencillo es la clave para evitar males como el cólera. No sirve utilizar cubos sucios, ya que estos pueden propagar enfermedades que se transmiten por vía fecal-oral, como el cólera.
MSF instruye en higiene sanitaria a un pequeño grupo de habitantes del pueblo para que haga el seguimiento del resto. Los vecinos se reúnen periódicamente para analizar los problemas que hayan surgido y tratar de solucionarlos.
Los pozos de cada comunidad están regidos por un comité de aguas que gestiona el consumo. Las familias pagan un porcentaje al año en función de sus miembros con la intención de mantener en buen estado los pozos y de no malgastar el agua potable.
Los beneficios de estos proyectos que duran un año, 'no se ven a corto plazo' asegura Urdeitx, 'pero con el tiempo las enfermedades se reducen', matiza. En un poblado donde se puso en marcha este proyecto les agradecieron el trabajo realizado. El cólera no les ha visitado este año.
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