El juez
Vaya antes que nada, y no como coartada, mi convencimiento de que lo que ha hecho Garzón con Batasuna está en la ley, con la misma claridad con que creo inicuo el juego partidos-comunidades-legislativo-ejecutivo-periodismo (el viejo 'cuarto poder'), intelectuales y algunos más para provocar el mismo resultado político. Lo primero es propio de un juez; lo segundo impropio de una democracia. Me parece propio de un juez porque los jueces de Franco, incluso los civiles, suspendieron todos los partidos de una vez, y terminaron siendo degolladores; pero eso no entró en lo democrático, precisamente porque se luchaba contra la democracia. Admito pero recalco lo que puede hacer un solo juez en este país. Es decir, cuál es el poder de un magistrado, y éste ya lo demostró cuando persiguió a Pinochet, aunque éste tenía aún más y las democracias le amparaban: la chilena, la española, la británica. En estas cuestiones hay algo más poderoso que la letra y son las complicidades. Palabra dura: mejor, las solidaridades. La Thatcher tomando el té de las cinco en el palacio-prisión de Pinochet en Londres, la sombra del general en el entierro de Franco, el ejército chileno tras quien fue su jefe supremo, y todos los viejos fascistas y los más duros y notables anticomunistas que trabajan en las conferencias mundiales, en las guerras, en los tribunales de guerra y en la confección de las leyes: los que mantienen la impunidad del viejo soldado Pinochet. No les falta razón: había entrado la izquierda socialista en América y podía reflejar un castrismo.
Tienen razón los mismos individuos triunfantes en preparar la caída del régimen de Venezuela, aunque democrático; y van a tener razón en decretar la inmunidad de los soldados de Estados Unidos en guerras que tienen por objeto la paz. No es lo mismo ser Milosevic que Sharon. Esto sale en el vuelo casi automático de tres dedos en el teclado. Así me tienen que llamar mis compañeras de esta sección para advertirme de algunos disparates y lo incomprensible cuando editan la columnilla. Siempre tienen razón.
Vuelvo a distraerme: lo que quería decir al empezar es que me alarma que cualquier juez tenga tan absoluto poder en España. Lo sabía, no sólo por lo visto, sino por lo escrito en el país, sobre todo en el primer siglo de oro. Y ese tema, esa tesis, se me ha quedado en un finalillo de nada. ¿Será inconsciente? ¿Será un cierto miedo?
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