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Reportaje:

Los 'cowboys' conquistan el territorio catalán

Cientos de personas se reúnen cada noche en bares y discotecas para bailar al ritmo de la música 'country'

Este verano, este Lejano Oeste descafeinado sigue vigente y una veintena de locales nocturnos en Cataluña dedican sus noches al baile en línea, creando una ruta de salones dedicados a disfrutar de estas coreografías.

Si en la década de 1980 fueron las sevillanas y en la de 1990 la salsa los ritmos que triunfaban en las fiestas veraniegas, ahora le toca el turno al country, un estilo basado en la música de los colonos del Oeste norteamericano pero que no toma su forma actual hasta que lo engulle la industria discográfica en la década de 1920. Ahora, los cowboys conquistan las salas de fiesta catalanas. 'Era algo inevitable, algún día tenía que llegar esta moda', asegura Rafael Corbí, presidente de la Asociación Europea de Música Country, que tiene su sede en Palafrugell (Baix Empordà). Rafael Corbí reconoce que el éxito ha llegado más por el baile que por la música, que tiene aquí un papel totalmente secundario.

La Asociación Europea de Música Country tiene su sede en Palafrugell
La última moda de las discotecas de la Costa Brava es bailar el 'Aserejé' en línea

En realidad, ni siquiera existe una relación directa entre el baile en línea y el country - 'si bailas en un bar de Texas el line dance te sacan a patadas', dice Corbí-, pero a España llegaron unidos como un matrimonio de conveniencia y la relación ya parece indisoluble. 'Esta fiebre no tiene nada que ver con la gente a la que le gustó siempre el country. El baile es lo único que ha hecho de esto un boom, pero está sirviendo como un instrumento para que el público se vaya habituando e interesando por este tipo de música', dice Álex Andrés, miembro de la banda Back to Texas, que prepara su segundo disco compacto en medio de un verano repleto de actuaciones.

El secreto de estos bares radica, en gran medida, en las clases gratuitas que se ofrecen a los clientes. 'Gusta porque es muy divertido, sencillo y puedes bailarlo solo. A pesar de estar rodeado por cientos de personas que dan los mismos pasos que tú, te sientes único en medio de la pista', puntualiza Corbí, que dedica seis días a la semana a dar clases de baile, además de realizar programas musicales en radios locales. 'Los intentos de crear este tipo de bares en Madrid o Valencia fracasaron porque basaron su oferta en la música y no en el baile. Aquí, sin embargo, te ofrecen clases de baile gratis, puedes bailar sin necesidad de pareja y además vas a un local con un ambiente muy familiar, en el que pueden bailar juntas desde la abuela a la nieta', explica Álex Andrés.

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El cantante, se incluye dentro de ese grupo que vive y siente el country como 'algo más que una música'. Pertenece a aquellos que adoran sus pantalones tejanos, sus botas con punta fina y el sombrero vaquero, personajes que parecen salidos de un western, y los más despistados tal vez de un spaghetti western. 'Viajé a Estados Unidos hace 13 años para conocer el modo de vida del Oeste, la forma que tienen de enfrentarse a la vida. Evidentemente no puedo transportar esta forma de vida a Cataluña. Pero, por ejemplo, yo no vivo en una ciudad, conduzco un todo terreno y siempre que puedo me escapo para montar a caballo', cuenta Álex Andrés. Corbí, sin embargo, es mucho más crítico con esta filosofía que se genera detrás del country. 'Yo no visto de payés porque me guste bailar la sardana, hay gente que pretende ser más americano que los propios americanos', dice el presidente de la asociación de música country, que también se lamenta de que en España 'se confunda el country con un símbolo del estilo de vida americano, cuando es sólo una música'. Los penúltimos en apuntarse a la moda del country, según Corbí, son los participantes en las concentraciones de motos, 'cuando es una cultura que en Estados Unidos está mucho más cercana al rock'. Los últimos los asiduos de las discotecas de la Costa Brava, que bailan el Aserejé con los pasos típicos del baile en línea.

Alumnos de baile en línea de la sala Cities on Line de Sitges se toman un descanso.
Alumnos de baile en línea de la sala Cities on Line de Sitges se toman un descanso.SUSANNA SÁEZ

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