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Reportaje:

Sants se acicala para el jolgorio

Un pregón de Toni Albà, ayudado por Aznar, Maragall, Mas y el Rey, prologa la fiesta mayor del barrio barcelonés

La lluvia no puede con la fiesta. Éste era el espíritu que reinó durante el día de ayer en las calles de Sants. Buena parte de los vecinos del barrio dedicaron toda la jornada a engalanar sus calles para celebrar la fiesta mayor a la espera de que el actor Toni Albà, precedido por el baile de los gigantes de Sants, se encargara, ya de noche, de prologar una semana de jolgorios con el pregón que pronunció en el parque de La Espanya Industrial. Albà, vestido de sí mismo, no resistió la tentación de invitar a participar en el pregón a sus cuatro personajes estrella: José María Aznar, Pasqual Maragall, Artur Mas y el Rey. Las intervenciones de las cuatro autoridades arrancaron las risas de los asistentes. El presidente prometió que, cuando deje La Moncloa, se presentará a 'alcalde de Santos, de la comarca del valle de Arán'. Maragall, haciendo gala de su famoso despiste, creyó estar en la fiesta mayor de Gràcia. Mas se comprometió a poner moqueta a la Ronda del Mig, y el Rey agradeció a los primos presentes que le paguen sus vacaciones en Baqueira.

El programa festivo, que abarca toda la semana, incluye más de 400 actividades

El acto -que sólo se vio empañado por los silbidos y gritos de algunos jóvenes que se identificaron como pertenecientes a las Juventudes de Esquerra Republicana y de grupos antiglobalización, que desplegaron pancartas con reivindicaciones independentistas cuando intervino el concejal Pere Alcober- dio el pistoletazo de salida a una semana con más de 400 actividades dedicadas a la diversión. Sardanas, castells, correfocs, un desayuno multitudinario y gratuito y el concierto de La Salseta de Poble Sec y Cheb Balowski sirven de botón de muestra para la traca que prepara Sants hasta el próximo sábado. Eso sí, la fiesta tiene un horario limitado durante la madrugada, hasta las 2.00 horas (las 3.00 si es fin de semana), para no molestar más de la cuenta a los enemigos del sarao.

La gran preocupación ayer era la lluvia caída en los dos últimos días y que retrasó el montaje de los adornos de las 17 calles que participan en las fiestas dedicadas a san Bartolomé (28 de agosto), el patrón del barrio. Así, en la plaza de la Farga, esperaban hasta última hora de ayer para colocar las piezas confeccionadas con cartón y papeles de colores que reproducen los bancos y columnas del parque Güell. Más Año Gaudí en la calle de Vallespir, donde fabricaban con poliespán la Puerta Miralles. 'No nos preocupa la coincidencia, era normal en un año como éste', apuntaba Carles Quílez, miembro de la comisión organizadora.

Los vecinos de la calle de Alcolea, entre la de Miquel Àngel y la avenida de Madrid, auguraban una madrugada de sábado en la calle y trabajando. Ellos iban contrarreloj para lograr terminar a tiempo el molino elaborado con cartón que dará la bienvenida a la verbena. Todo tenía que estar listo para la mañana de hoy, cuando arranque oficialmente el concurso de vías adornadas. 'La verdad es que no tenemos muchas esperanzas de lograr un premio porque el presupuesto ha disminuido bastante', lamentaba Geroni Melgar, presidente de la comisión de esta calle.

Unos metros más abajo, en la calle de Alcolea, entre el paseo de Sant Antoni y la calle de Valladolid, casi medio centenar de personas se dedicaban a colocar 10.000 envases de tetrabrick que les servían para construir un castillo encantado, con fantasmas incluidos. 'Llevamos todo el año recuperando y lavando envases. Aquí colaboran todos los vecinos de la calle', explicaba Carles Quílez, que estaba confiado en superar el cuarto puesto que consiguieron el verano pasado. 'Lo mejor de la fiesta son estos días previos, cuando todos los vecinos ocupamos la calle ayudando a ponerlo todo en marcha', decía Quílez. En la calle de Comtes de Bell.lloc, ganadora en los dos últimos años, lo único de la decoración que se dejaba adivinar ayer eran unas enormes libélulas y abejas realizadas con poliespán para el jardín que preparan. Las referencias a la naturaleza parecen haberse convertido en la decoración preferida para este año, y así los adornos florales llenan las calles de Guitard -con cientos de flores hechas con botellas de plástico-, Robrenyo y Galileu, donde se han inclinado por un bosque. Entre las calles Galileu y Valladolid apenas hay 100 metros, los mismos que separan este bosque idílico del infierno en que se ha transformado la segunda calle, dedicada al diablo. En la calle de Sagunt prefieren jugar al parchís, en la de Finlàndia optan por las pajaritas de papel, los de la de Cerdanyola disfrazan su calle del Lejano Oeste y de Tenor Masini cuelgan inmensas letras de colores.

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La novedad, este año, es que los habitantes del edificio Casa Gran han abandonado el patio interior, escenario habitual de su fiesta y se han decidido a engalanar la calle de Rosés como una isla tropical. Eso sí, los de Rosés prefieren ir por libre y mantenerse fuera de la Federación de Asociaciones de Calles de la Fiesta Mayor. 'Demasiadas normas y obligaciones', dice Carles Manzano.

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