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CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Chillida-leku recibe el doble de visitas que un día normal

Maribel Marín Yarza

La muerte de Eduardo Chillida ha transformado el paisaje de la zona privada del Museo Chillida-leku (Hernani), que ayer recibió a 850 personas, el doble de visitantes que un día normal. Es allí donde su presencia y la magnitud de su obra se hacen aún más evidentes que antes de su fallecimiento. Junto al magnolio bajo el que reposan sus cenizas -tal y como él quiso-, ramos y coronas de flores recuerdan su ausencia, y la cruz de acero cortén que el escultor diseñó, su religiosidad. La viuda de Chillida, Pilar Belzunce, cedió ayer parte de la intimidad compartida con su marido en este lugar y permitió el acceso de los reporteros gráficos.

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