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Dos hombres secuestran a un vecino de Leganés para robarle 12.000 euros de la venta de un piso

La víctima estuvo retenida 60 horas en una vivienda del barrio de Zarzaquemada

F. Javier Barroso

Alberto Díaz-Pacheco, un vecino de Leganés de 38 años, estuvo secuestrado todo el fin de semana pasado por dos hombres, de 29 y 31 años, ambos colombianos. Los secuestradores amenazaron con matarle si no les entregaba 12.000 euros que había cobrado por la venta de un bungaló en Torrevieja (Alicante). Gracias a que la víctima pudo avisar a través de una ventana a unas vecinas del inmueble donde se encontraba retenido, fue liberado por agentes de la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía. Los dos arrestados han pasado a disposición judicial.

El comienzo de esta truculenta historia se remonta a unos meses atrás, cuando Díaz-Pacheco y sus dos supuestos secuestradores, Darley Alberto Morato, de 31 años y Joynd Frady Aguilar, de 29, coincidieron en la cárcel de Soto del Real. Los tres cumplían condena por su presunta implicación en diversos hechos delictivos durante los últimos años. En el caso de los colombianos, estaban penados por robo con violencia y por tráfico de estupefacientes, según fuentes policiales.

Los tres reclusos salieron de la cárcel hace unos meses y el viernes 9 coincidieron en Leganés, donde estuvieron tomando unas copas para celebrar el reencuentro. Durante la conversación, Díaz-Pacheco les comentó que acababa de vender un bungaló que poseía en la costa alicantina, por lo que contaba con dinero en metálico. Eso despertó supuestamente la codicia de sus ex compañeros.

Con la excusa de continuar su reunión en la casa que los extranjeros tenían alquilada en el barrio de Zarzaquemada, le invitaron a tomar unas cervezas. Díaz-Pacheco aceptó la oferta. A partir de este momento comienza la historia del secuestro del vecino de Leganés.

Según declaró la víctima ante la policía, sus secuestradores lo retuvieron contra su voluntad la misma noche del viernes. Para intimidarle le enseñaron un revólver del calibre 38 milímetros. Después le maniataron con cinta de embalar y le dejaron encerrado en una de las tres habitaciones de que consta la casa que tenían alquilada, en el primer piso letra D del número 6 de la calle de Rioja.

El secuestro transcurrió durante todo el fin de semana, sin que los vecinos de los pisos colindantes se percataran del mismo. La voz de alarma saltó alrededor de las diez de la mañana. Un hombre chistó desde una de las ventanas a una de las vecinas que entraba en ese momento al portal. Con voz muy baja, le pidió que llamara a la policía, porque estaba secuestrado por dos hombres. La mujer desconfió y preguntó a otra vecina qué hacía, ya que no se fiaba demasiado de la versión facilitada por el supuesto secuestrado. Su opinión cambió cuando ambas vieron que el hombre llevaba las manos atadas con la cinta de embalar. 'A los dos hombres jóvenes [Morato y Aguilar] les conocíamos muy poco. No llevarían ni dos meses alquilados en esta finca. Antes habían estado por la zona', señaló una vecina del número 6 de la calle de Rioja.

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Policía de paisano

Las mujeres avisaron a la comisaría de Leganés, que mandó de inmediato a dos agentes de paisano. Éstos le preguntaron a Díaz-Pacheco a través de la ventana qué ocurría y el rehén les contó la misma historia. Llegó a informarles, incluso, de que los dos secuestradores, que en esos momentos estaban dormidos en una habitación cercana, tenían en su poder un revólver del calibre 38. Los agentes inspeccionaron la vivienda y comprobaron que, a pesar de tener el correspondiente mandamiento judicial, no podían entrar porque el piso tenía la puerta blindada. 'Si los agentes intentaban cualquier maniobra, corrían el riesgo de que los secuestradores mataran a su víctima', señalaron fuentes policiales.

Los agentes encargados de la operación avisaron al Grupo Especial de Operaciones (GEO) para que entraran en la vivienda. Cuando este grupo de élite se dirigía desde su base en Guadalajara hacia Leganés, los dos supuestos secuestradores salieron de su casa y fueron arrestados por los agentes de la comisaría de Leganés desplegados en la zona. 'Nos dijeron que ni saliéramos ni entráramos porque había gente peligrosa en el piso bajo', señaló una vecina. 'Cuando se marchó, el hombre que estaba raptado nos dio las gracias con las manos', señaló otra convecina.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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