'Aznar' revoluciona las fiestas de Gràcia

Pitos, abucheos, pañuelos de papel para secarse el sudor, peticiones de independencia. Éstas son algunas de las cosas que el presidente del Gobierno recibió ayer de los vecinos del barrio barcelonés de Gràcia durante la ofrenda a Sant Roc. Por su parte, él les dio un divertido discurso salpicado de expresiones en falso catalán, regaló algún que otro autógrafo y se dejó hacer fotos con todo el que quiso retratarse a su lado. José María Aznar participó ayer en uno de los actos de la fiesta mayor y su presencia revolucionó al personal. Uno y otros, presidente y vecinos, cumplieron su papel a la perfección sin que a nadie pareciera importarle un pequeño detalle: no se trataba, claro está, del auténtico Aznar, sino de una lograda imitación desarrollada por el actor Toni Albà.

El concejal del distrito de Gràcia, Ferran Mascarell, fue el primero en entrar en el juego cuando llegó el presidente, acompañado por una amplia cuadrilla: los responsables de la federación de las fiestas, que acuden a la ofrenda con un disfraz y en este caso lo hicieron con traje de luces. Mascarell saludó con todo el protocolo al Aznar de mentirijillas, altanero con su americana y pantalón negros, camisa rosa y corbata del mismo color. Juntos se acercaron hasta la capilla del santo, que se encuentra en la confluencia entre las calles de Fraternitat y de Llibertat. Justo a unos pasos de donde se inicia la tenebrosa decoración de esta última, con cabezas de ajos, brujas encaramadas a una escoba, gatos negros y una gran calavera.

La anxaneta de los castellers de Gràcia, ayudada por la colla, encaramó un ramo de flores secas hasta la hornacina con la imagen del santo. Aznar-Albà, encantado ante tal profusión de camisas azules -éste es el color de la vestimenta de la agrupación-, les prometió una escalera para facilitarles el homenaje del año próximo.

También les sorprendió con un anuncio muy mal recibido por los presentes: será candidato en las próximas elecciones para reemplazar al presidente de la federación. Los gritos de '¡fuera!' fueron constantes durante todo su parlamento, pero él no se arredró.