Un real cañonazo
Con un ojo puesto en la terraza del Ayuntamiento de San Sebastián y otro en el cielo, miles de personas se congregaron ayer tarde en Alderdi Eder para asistir al cañonazo que da salida a la Semana Grande donostiarra. Siete ex jugadores de la Real Sociedad -Loren, Fuentes, Gajate, Bakero, Idígoras, Urbieta y Alonso-, acompañados por el actual director deportivo del equipo, Roberto Olabe, se encargaron de entonar el tradicional Artillero, dale fuego... Segundos despúes, a las siete en punto, el artillero mayor, Luis Mokoroa, disparaba un año más el cañón. La señal retumbó clara en los oídos de los asistentes. Quedan por delante siete días de fiesta, vestidos con un programa que pretende satisfacer todos los gustos.
Tras el cañonazo y la suelta de cientos de globos azules y blancos en un cielo gris que reprimió la lluvia, el alcalde, el socialista Odón Elorza, lanzó dos deseos para las fiestas: 'Que discurran en paz y el tiempo acompañe'. Y, por supuesto, hizo un llamamiento a los donostiarras y visitantes a que 'participen y disfruten' de la Semana Grande. 'Llevamos una temporada de mal tiempo y tristezas, y es una oportunidad de divertirnos', subrayó desde uno de los balcones del consistorio el primer edil, acompañado por la mayoría de los concejales de su partido y sólo un representante de la oposición, Ricardo Burutarán, de EA. El PP argumentó que no acudió porque no había recibido una 'invitación oficial' de Elorza.
Mientras el alcalde expresaba sus deseos, los ex jugadores de la Real Sociedad reconocían que se desenvuelven mejor con el balón que con el Artillero..., aunque se mostraron 'encantados' por ser los protagonistas del inicio de las fiestas. Elorza no se olvidó de agradecer la presencia de los ex blanquiazules, que acudieron al cañonazo en sustitución de los actuales titulares del equipo, que disfrutaban de su día libre. Pero tampoco dejó de manifestar que hubiese sido 'un gesto de inteligencia' por parte de éstos últimos asistir al acto, 'sobre todo con lo que ha sufrido este año la afición y con la de niños que hay aquí'.
Al margen de deseos, agradecimientos y puntualizaciones, la Semana Grande echó a rodar oficialmente con el estruendoso cañonazo. Pero ya por la mañana el centro de San Sebastián rezumaba aire festivo. Los más pequeños daban vueltas y más vueltas en la mini-noria, el túnel de Gnomolandia, los autos de choque, los hinchables y demás cacharritos instalados este año en pleno corazón de la ciudad: la zona peatonal de la plaza de Guipúzcoa.
Alguna que otra vuelta daban también los músicos callejeros, las estatuas vivientes y los vendedores de globos -que no integran el programa oficial, pero no faltan en las fiestas- en busca de un buen rincón desde el que animar a los transeúntes y arrancarles unas monedas.
Y entre vuelta y vuelta, llegaba la hora de comer. De postre: carreras de caballos en el hipódromo o toros en Illumbe. Una carta que en el primer caso sólo se repetirá el jueves y el domingo próximos, mientras que las corridas se mantendrán durante toda la semana. Igual que los fuegos artificiales, que iluminarán cada noche el cielo donostiarra, o las actuaciones musicales, que sólo en Sagües se traducirán a partir de hoy en conciertos de La Unión, Skalariak y Banda Bassotti, La Cabra Mecánica, Álex Ubago, Guarana y Fito y los Fitipaldis.
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