LAS TRAVIESAS DE IBARROLA VIAJAN AL CORAZÓN DEL RUHR
A las puertas de su casa del valle de Oma, a pocos kilómetros de Gernika (Vizcaya), el artista Agustín Ibarrola despedía ayer el camión cargado de traviesas de ferrocarril que compondrán su primera obra pública instalada en Alemania. 'Empecé a trabajar con las traviesas hace casi 30 años y sigo con ellas; son mis ejercicios diarios', decía mientras una grúa cargaba las piezas, unas coloreadas, otras envueltas en cuerdas, otras marcadas con los tornillos que las unieron a las vías. 'Las traviesas son un mundo en el que me siento libre. Puestas en pie, son un tótem, son personajes, son individuos'.
Las obras de Ibarrola emprendían un largo viaje por carretera hasta una colina formada por escorias de carbón, en la zona minera cercana a Essen, en Renania del Norte-Westfalia. Allí, la instalación de más de 120 traviesas coronará un auditorio al aire libre que se acoda sobre un cráter abierto en el cúmulo de residuos mineros. El escenario acogerá parte de la Trienal del Ruhr, que ha programado Gérard Mortier, ex director del Festival de Salzburgo.
Ibarrola disfrutaba hablando de las dimensiones del proyecto de Mortier. La trienal se desarrollará en una franja de 100 kilómetros de largo, que recorre la cuenca del Ruhr, el corazón minero e industrial de Alemania, y aprovecha las viejas instalaciones industriales para usos culturales. Es, señaló Ibarrola, un regreso a sus raíces obreras. 'Mi obra va a estar en la Alemania trabajadora, del carbón y la metalurgia, de las ideas progresistas', explicó.
La instalación será inaugurada el 2 de septiembre, justo en el momento de la puesta en marcha del auditorio. Mortier presentará una programación que abarca las artes plásticas, la música y las letras, en una reconversión cultural que busca atraer nuevos públicos.
La obra no tiene, todavía, título. Ibarrola pedirá ayuda a quienes conozcan la zona para bautizar un montaje, que quedará instalado de forma permanente, dos años después de que fuera expuesto en Santillana del Mar (Cantabria). 'Es una manera de ver las traviesas en su condición de arte, de esculturas, que muchas veces es ignorado por el público', repite el artista. Y después de tantos años convirtiendo traviesas de ferrocarril obsoletas en obras de arte, aún siente la necesidad de defenderlas: 'Todos los materiales son nobles, porque sostienen ideas creativas'.
Ibarrola se siente feliz de participar en el descomunal programa que ha montado Mortier, en el que también estarán el escultor Richard Serra y el videoartista Bill Viola. A punto de cumplir 72 años, confiesa, humildemente, que le reafirma como artista. 'Han contado con mi obra, no con mi condición de ciudadano ni con mis compromisos políticos y mi ideología, como ocurre aquí'.-
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