VIKTORIA MULLOVA CAMINA HACIA LA LIBERTAD MUSICAL
Tras 10 años en el palmarés de los mejores violinistas del mundo, la intérprete rusa, que ofrece tres conciertos en el Festival de Torroella de Montgrí, da un giro radical a su carrera.
E l Festival de Torroella de Montgrí (Girona) estrena la figura de solista principal invitada. La rusa Viktoria Mullova, considerada como una de las 10 mejores violinistas del mundo, es la primera solista invitada por el festival empordanés, que ha introducido esta figura con la finalidad de vincular en cada edición a un destacado artista de la música clásica para que ofrezca tres conciertos en la programación y una clase magistral. El primero, un recital con obras de Bach, se celebró anteanoche. El próximo lunes Mullova ofrecerá un concierto con el grupo italiano Il Giardino Armonico, que dirige Giovanni Antonini, en el que estrenarán un programa con obras barrocas que interpretarán durante la próxima temporada y que presentará en Italia, Suiza y el Festival de Pascua de Salzburgo. Finalmente, el miércoles la violinista cerrará su participación en el festival con un concierto junto a su grupo el Mullova Ensemble.
Conseguir la colaboración de Viktoria Mullova no fue fácil e hizo falta toda la habilidad de su agente artístico y la capacidad de seducción de Josep Lloret, director del festival, para lograrla. Mullova reserva habitualmente el mes de agosto para dedicarlo a su familia y sólo aceptó el encargo cuando quedó convencida de que podría estar alojada en un hotel cerca de la playa en donde sus tres hijos pudieran sentir que estaban de vacaciones.
Destinada por orígenes y por formación a integrarse en la élite de los grandes solistas de violín, Mullova ha reorientado radicalmente su carrera en los últimos tiempos y en ese cambio ha tenido una parte decisiva sus contactos con músicos especializados en la interpetación con instrumentos y criterios de época. 'Tocar con Il Giardino Armonico es como un sueño', afirma la violinista. 'Toqué con ellos hace un año y aprendí más música entoces en dos días que en 10 años de estudio'. Mullova no ahorra elogios para Antonini y su Giardino Armonico y afirma que a pesar de ser una solista del violín está descubriendo con ellos compositores de los que no conocía ni el nombre.
Del contacto con Antonini y con músicos como John Eliot Gardiner ha surgido en Mullova un aprecio por la interpretación con criterios de época que raya en la militancia, 'Beethoven es un clásico y no un romántico, se ha tocado equivocadamante durante años'.
Su inseparable Falk, el violín Stradivarius de 1723 con el que actúa habitualmente, también se ha integrado en los nuevos senderos que recorre su dueña. Ahora va provisto con cuerdas de tripa en vez de las 'agresivas', en su opinión, cuerdas metálicas. Con unas cuerdas o con otras, el Falk sigue siendo un instrumento de mucho respeto. 'Usar un instrumento con una personalidad tan fuerte como mi Stradivarius, marca absolutamente la interpretación', afirma Mullova.
El camino hacia la libertad como intérprete que está recorriendo la violinista rusa también pasa por caminos hasta hace poco insospechados, como el jazz, o la improvisación, algo absultamente nuevo para ella, que puede practicar con el grupo Between The Notes que lidera su esposo, el violonchelista Matthew Barley. En cambio, ha decaído totalmente su interés por Paganini y Chaikovski, que para ella, dice, 'pertenecen al pasado'. Un pasado del que se quiere alejar.
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