Estímulos a la socialdemocracia
En su epílogo, el ganador del último Premio Anagrama de Ensayo (que ha coincidido con el trigésimo aniversario de esta editorial) resume las tesis del libro y hace un ruego al lector. Las primeras son rotundas: el olvido practicado en España empobrece nuestra historia, la democracia existente en nuestro país es todavía incompleta y el Estado de bienestar español es insuficiente. Como en una cadena de montaje, estas tres ideas están interrelacionadas y dependen unas de otras. A desarrollarlas dedica la obra.
El ruego también es rotundo. Pide al lector que informe a sus amigos y familiares de la existencia del libro, ya que cree que se va a producir sobre el mismo una espiral de silencio y que 'los fórums e instrumentos del establishment que definen los términos de la sabiduría convencional del país' no le van a dar suficiente visibilidad y proveerle de grandes cajas de resonancia. Pero la recomendación ha resultado gratuita: el texto ha contado con la publicidad mediática que le proporciona una editorial con tradición por sus premios de ensayo, y que ha cumplido 30 años coincidiendo con el concedido por un prestigioso jurado al libro de Navarro; su crítica ha salido en los principales medios de comunicación, y las ideas del autor son ampliamente conocidas pues sus artículos son reproducidos con habitualidad en esos mismos medios. Este libro, Bienestar insuficiente, democracia incompleta es, en definitiva, una continuación casi milimétrica de esos artículos, de estas ideas ya expuestas anteriormente y de su anterior texto Neoliberalismo y Estado del bienestar, sobre el cual, el que ahora comentamos, supone una regresión en su calidad y no precisamente un avance.
BIENESTAR INSUFICIENTE, DEMOCRACIA INCOMPLETA
Vicenç Navarro Anagrama. Barcelona, 2002 216 páginas. 14 euros
Con ello llegamos a los primeros defectos de la obra que, en nuestra opinión, limitan mucho la repercusión y excelencia de sus tesis. En primer lugar, el pecado del yoísmo, la tendencia de algunos autores a convertirse en protagonistas en exceso de sus propios argumentos; ese yoísmo atraganta en ocasiones al lector. A continuación, la falta de edición del texto: sus capítulos son la reiteración de lo ya escrito en periódicos y en otros libros, hasta tal punto de que muchas ideas y datos son machaconamente repetidos una y otra vez en el mismo capítulo, en capítulos sucesivos. La excesiva reiteración anula los hipotéticos efectos didácticos. En este sentido el ensayo no parece un libro articulado, sino una acumulación de artículos, cuyo protagonista geográfico es a veces España, a veces Cataluña, sin que sea fácil adivinar los porqués de estos cambios. En tercer lugar, la falta de fuentes nuevas y de las últimas cifras, ya que muchas de ellas resultan antiguas. Por último, pero no lo menos importante, hay una ausencia de cuidado en la escritura del texto, a veces francamente desgraciada, y en la traducción europea de los números, con una confusión de los billones y trillones norteamericanos que lo hacen ilegible al lector no especializado.
Esta metodología fallida en
la elaboración del libro es una lástima, pues su contenido es central para saber en qué sitio se encuentra este país, en relación con el entorno europeo al que pertenecemos. Su denuncia de muchas verdades establecidas, que no se sustentan empíricamente, atesora el pensamiento mantenido en el tiempo por el autor. Sobre la calidad de la democracia española, Navarro denuncia la cada vez mayor distancia entre los establishment político, económico y mediático con el conjunto de los ciudadanos. Si fuese cierta la hipótesis que plantea, ello explicaría los cada vez mayores índices de abstención en las elecciones, y el hecho de que en nuestro país no crezca el número de lectores de los medios de comunicación escritos y que no se alcance el porcentaje de los mismos que existe en los países de nuestro entorno.
Otro continuo de Navarro es la puesta en contexto del Estado de bienestar español en relación a los europeos. El gasto social en España es menor, y comparativamente cada vez menor, que el europeo. Nuestro welfare es pequeño y ha iniciado su achique cuando todavía está muy por detrás de aquellos con los que nos medimos. Cuando nuestros gobernantes sacan pecho de lata para cumplir con la máxima ortodoxia el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (déficit cero), lo que consiguen es no acercar la convergencia real de los ciudadanos españoles respecto a nuestros homólogos en el continente.
El problema de las pensiones públicas y del desempleo español es que no hay suficiente gente trabajando (escasa tasa de ocupación). Si tuviéramos la misma tasa de población adulta trabajando en los servicios del Estado de bienestar como sanidad, educación y servicios de apoyo a la familia que tienen los países del norte de Europa (Suecia, país en el que ha vivido, es la utopía factible de Vicenç Navarro), el 8% de la población, nuestro nivel de desempleo desaparecería, a la vez que nuestra tasa de ocupación aumentaría a niveles europeos. El desarrollo de tales servicios de ayuda a la familia, incluyendo servicios de guardería y de atención domiciliaria a los ancianos e incapacitados, además de mejorar en gran medida la calidad de vida de las familias, y muy en particular de las mujeres, facilitaría la integración de éstas en el mundo laboral, creando a la vez una demanda de los servicios que ella realizaba antes en su domicilio, generando empleo.
En cuanto a las pensiones, el autor -que entre otros desempeños asesoró a Hillary Clinton en la fallida reforma de la sanidad que los demócratas quisieron introducir con carácter universal en la penúltima legislatura norteamericana- sostiene que la lucha de clases ha sido sustituida por la lucha entre las generaciones, a través del debate sobre las pensiones públicas. En lugar de retrasar la edad de jubilación, una de las últimas ideas dominantes, lo que se requiere es aumentar el número de trabajadores, facilitando la integración de la mujer en el mercado laboral a partir de la universalización del derecho de acceso a los servicios de ayuda a la familia, que permitan a la mujer compaginar sus responsabilidades familiares con las profesionales.
Ideas ricas que se contrastan con el conservadurismo gobernante, pero también con las de la familia social-liberal dentro del socialismo. Por ello hubiera sido más estimulante que su presentación hubiera sido más rica y cuidada. No sólo por el prestigio del premio, que también, sino para que el debate adquiriera mayor centralidad. Hay una contradicción en el libro entre contenido y continente.
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