Un delfinario didáctico
'Mis delfines son como mis hijos; de hecho paso más horas con ellos', explica José García, un canario de 38 años que empezó hace 19 años limpiando delfines y ha trabajado con ellos en diferentes acuarios de España y Europa. Ahora tiene a su cargo cinco hijos en el parque Selwo Marina de Benalmádena (Málaga), donde ofrece diariamente un espectáculo en el que no sólo los delfines realizan ejercicios al gusto de los visitantes, sino que además él pronuncia charlas educativas sobre las particularidades de estos animales.
'La gente tiene a los delfines por unos animales muy despiertos y muy inteligentes, y es cierto, pero realmente no se les conoce', explica José. 'Nosotros pretendemos darle una función educativa también a nuestro espectáculo'. A mediodía, en uno de los cuatro pases (el último, nocturno) que se ofrecen, José coge un micrófono y explica al público formado mayoritariamente por familias con niños boquiabiertos de admiración, las virtudes de estos mamíferos marinos. 'Los delfines son capaces de alcanzar una velocidad de 45 kilómetros por hora. El epirácuro es un agujero que les sirve para tomar aire', son algunas de las explicaciones que los visitantes pueden escuchar por los altavoces.
Los protagonistas de este espectáculo didáctico son cuatro hembras -Meri, Juna, Yasmina, Jalapa- y un macho; Javi. Su cuidador los presenta así: 'Meri es la más veterana, tiene 20 años y ha venido una temporada a enseñar a sus compañeros. Javi y Juna, de 10 años, son los más jóvenes y juguetones. Yasmina tiene 15 años y es la más cariñosa. Por último, Jalapa es la más reservada, en parte porque sólo hace una semana que ha llegado'.
Durante el espectáculo, los cuatro primeros -Jalapa está en período de integración- realizan todo tipo de ejercicios. Saludan al público con sus aletas, arrastran una barca con un niño pequeño a bordo o pegan saltos de hasta cinco metros. 'En realidad todo esto son juegos para ellos', dice José.
Estos animales suelen comer una media de seis kilos de pescado al día, principalmente arenques y caballas en invierno y sprats en verano. 'El mayor problema de salud de los delfines no proviene de crisis depresivas, sino de los posibles problemas respiratorios que pueden tener', señala Fernanda Valdés, veterinaria del parque. 'Los delfines no tienen un filtro como los humanos, sino que el aire les llega directamente a los pulmones y aquí, en un ambiente urbano, cogen muchas infecciones', añade.
Cuando termina el espectáculo, José sigue trabajando con sus delfines. 'Paso con ellos desde las nueve de la mañana hasta las doce de la noche', indica. Dice que sus delfines son felices allí, que se les cuida mejor que en ningún lado y que tantos años conviviendo con ellos 'crea el amor', tanto como para considerarlos sus hijos.
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