EL 'GLAMOUR' DEL LÁTEX
La artista Adriana Bertini expone en Barcelona una colección de trajes de noche realizados con condones
La brasileña Adriana Bertini utiliza una media de 20.000 condones al mes. Con ellos crea arte. Bertini (Porto Alegre, 1971) transforma y moldea el látex, como si se tratara del tejido más delicado, para construir glamourosos vestidos de noche 'solidarios' que recuerdan a los años dorados de Hollywood. La colección de seis trajes realizados con 150.000 preservativos, titulada Divas, llegó a Barcelona el pasado julio dentro del programa cultural de la Conferencia Internacional del Sida y permanecerá en la sede del FAD (Plaza dels Ángels, 5-6. Barcelona) hasta finales de agosto.
'Todas las campañas de prevención del Sida me parecían demasiado dramáticas. Yo prefiero verlo de una forma divertida, que desaparezca el temor y los prejuicios al uso del preservativo', afirma la creadora de estos modelos inspirados en las sinuosas curvas de Marilyn Monroe, Rita Hayworth o Carmen Miranda. 'Los trajes quieren jugar con el concepto de segunda piel. Si te metes dentro de ellos evitas muchos males. No te quedas embarazada, no pillas el sida y evitas un montón de enfermedades', explica esta artista implicada en múltiples campañas para la difusión del uso del condón.
La artista, que obtiene el látex de remesas caducadas, puede dedicar un año para realizar un vestido
La creación de estos vestidos de látex, como explica Bertini, empezó casi por casualidad, más preocupada por la conservación del medio ambiente que por la lucha contra el sida. 'Era voluntaria de Greenpeace y recogía los condones que dejaban los turistas en las playas. La gente no es consciente de ello, pero es un material no reciclable que contamina muchísimo cuando se incinera, así que pensé que habría que hacer algo con ellos'.
La inspiración llegó hace siete años con una remesa de 144 preservativos caducados que le entregó la responsable de un centro social infantil para que ideara alguna actividad. 'Comencé a trabajar con el material, a descubrir sus posibilidades'. Ahora tiñe los preservativos, los pega, corta y manipula hasta transformarlos en ropa. La realización de cada vestido puede alargarse hasta un año y la artista obtiene el látex de remesas caducadas y en mal estado o del material ilegal requisado por la policía. 'A mí lo que más me divierte es todo este proceso de creación. Hay que fabricar untos, tintes especiales para que cada gomita no coja un tono distinto, y la elaboración del pegamento es una fórmula magistral que yo misma ideé'.
'A veces organizamos desfiles con los trajes, pero nada de galerías de arte ni escenarios elitistas, sino que vean los vestidos la gente más humilde. Lo bueno es que estas obras ayudan a hablar abiertamente de educación sexual. Hay una generación que no siente el preservativo como algo propio de su cultura, y hay que hacerles llegar esta idea. El diálogo entre adolescentes y sus padres me parece una buena vía. Y si ven estos vestidos hechos de condones, la conversación va a surgir de inmediato', comenta. La artista también trabaja con infectados por el VIH en centros penitenciarios, haciendo pintar acuarelas a enfermos terminales de sida, además de colaborar en campañas de prevención en comunidades indígenas. 'Mira, nací en Porto Alegre y allí creces respirando el compromiso social de la izquierda. Esta experiencia te enseña una idea más espiritual de la vida, que hay que tener menos apego a lo material y prepararte para la pérdida', sentencia con la melodía brasileña de su peculiar castellano.
300 kilos y sin billete de vuelta
Lo que más preocupa ahora a Adriana Bertini es el futuro de estos 300 kilos de condones que tiene expuestos en Barcelona, y es que no cuenta con los recursos económicos para llevarlos de regreso a São Paulo cuando clausure la exposición. 'Sabía que corría ese riesgo, pero sentía la responsabilidad de acudir a Barcelona durante la conferencia. Lo primordial era la lucha contra el sida'. De momento, busca un espónsor que le ayude a financiar el transporte y se prepara para viajar de tele en tele con sus trajes. Una subasta de algunas de las piezas, o la organización de un desfile, son otras de las posibilidades que pasan por la cabeza, siempre inquieta, de Adriana Bertini. Su próximo proyecto es jugar con la idea de segunda piel, 'que el público lo vea como una piel que es joven y se va degradando hasta morir'. Además, prepara una exposición en la que el público pueda enfrentarse a la imagen del VIH, para lo que proyecta reproducirlo a tamaño gigante. 'VIH es un concepto al que no asociamos ninguna imagen, así que vendría muy bien ver qué es ese bicho que te mata'.
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