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La fiscalía acusa de 'acto criminal' a los pilotos del avión ucranio

La ciudad ucrania de Lvov se despertó ayer con el triste tañer de las campanas de todas sus iglesias, que llamaban a misas fúnebres por las 83 personas fallecidas el sábado, cuando un caza Su-27 se estrelló en una exhibición de acrobacia aérea. Cientos de personas acudieron al aeródromo de Skiniliv, lugar de la tragedia, donde depositaron ramos de flores y encendieron velas en la pista, que aún tenía manchas de sangre.

El accidente ha provocado la caída y el enjuiciamiento de altos oficiales, entre los que destaca el general Víktor Strélnikov, quien hasta el sábado era comandante de las Fuerzas Aéreas de Ucrania. Contra éste y otros tres altos oficiales se han abierto expedientes criminales. Además, el fiscal general, Sviatoslav Piskún, acusó ayer a los pilotos de haber cometido un 'acto criminal' y violar las reglas de seguridad al volar a baja altura sobre los 10.000 espectadores del festival aéreo. Ambos pilotos -los coroneles Vladímir Toponar y Yuri Yegórov- salvaron sus vidas al accionar el sistema de propulsión de sus asientos. Ambos se encuentran en un hospital militar.

El presidente ucranio, Leonid Kuchma, además de prohibir las exhibiciones con participación militar hasta que termine la modernización de las Fuerzas Armadas ucranias, ordenó al Ministerio de Defensa que suspenda todos los vuelos de aviones militares a excepción de los necesarios para defender el territorio del país.

Accidente en Moscú

En Moscú, mientras tanto, los especialistas que investigan el accidente ocurrido el domingo con un Iliushin 86 se han topado con una dificultad inesperada. Aunque se logró recuperar en buen estado las tres cajas negras, resultó que, inexplicablemente, no grabaron las conversaciones en la cabina de los pilotos. El Iliushin había llegado a Moscú desde Sochi con 237 pasajeros, que descendieron en la capital rusa. Por eso, el avión despegó con destino a su sede de San Petersburgo sólo con la tripulación, pero a los pocos minutos se estrelló al sufrir una brusca pérdida de la potencia de sus motores. Catorce personas perecieron y dos azafatas se salvaron milagrosamente.

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