Euro-inversión
La crisis que sufre el proceso inversor en los principales países industrializados está provocando una fuerte contracción de los flujos de inversión exterior, como ponen de manifiesto los últimos datos de balanza de pagos publicados. En el conjunto del área euro, la inversión directa en el exterior ascendió a 63,4 miles de millones de euros, durante los cinco primeros meses de 2002, lo que representa una caída del 49% respecto al mismo periodo de 2001. Aunque en menor medida, las salidas de flujos de inversión materializadas en cartera también acusan un retroceso durante los primeros meses de este año, de un 19%. De esta forma, quedan atrás los máximos históricos de las salidas de inversión anotados en el año 2000 en los principales países.
En fases de desaceleración económica y consiguiente contracción de los flujos de inversión exterior la cotización del euro se beneficia
Durante el período 1998-2001 las empresas de la zona euro realizaron inversiones exteriores directas por un importe medio anual de 275 miles de millones de euros, de los cuales más de 100 mil millones de euros tuvieron su destino en Estados Unidos. La aceleración del crecimiento económico estadounidense hasta finales del ejercicio 2000 y el optimismo de los mercados respecto a la rentabilidad de las empresas del sector de 'nueva economía' impulsaron hasta máximos las entradas de capital. La desaparición de estos factores parece haber dado alas al euro, que desde mediados del mes de junio, coqueteaba con la paridad y en julio consiguió romperla al alza.
Sin embargo, para que la apreciación del euro no sea flor de un día debemos analizar la evolución de los pasivos frente al exterior. En este sentido, las entradas de capital, materializadas en inversión directa y de cartera, registran un aumento del 17,5% interanual durante el período enero-mayo de este año. Así, el saldo neto, aunque sigue siendo acreedor, se reduce hasta 15,3 miles de millones de euros desde los 40,8 miles de millones registrados en el mismo período de 2001. Parece, por tanto, que en fases de desaceleración económica y consiguiente contracción de los flujos de inversión exterior la cotización del euro sale beneficiada. Es previsible que mientras se mantenga en los mercados la incertidumbre sobre la reactivación de la economía estadounidense y sobre la vuelta a beneficios de las empresas del denostado sector tecnológico, el euro siga dando muestras de fortaleza. Queda por ver si en una coyuntura de fase cíclica alcista y renovado impulso de los flujos de inversión exterior la divisa europea será capaz de mantener la paridad con el dólar.
Yolanda Fernández y Raquel Vázquez son miembros de Grupo Analistas.
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