Los vecinos se quejan de las molestias que causan las obras
En Barcelona hay una notable cantidad de actuaciones que, sin afectar a las principales vías, suponen importantes molestias para los vecinos, aunque dentro de unos meses disfrutarán las mejoras:
- Paseo de Maragall. En los trabajos para la reordenación de las aceras de los 2,5 kilómetros de este paseo no han faltado en el último año los desvíos de tráfico ni las protestas vecinales para salvar los plátanos centenarios. Actualmente ya es posible transitar por el paseo, donde 60 obreros trabajan en el colector que se construye a la altura de Pinar del Río y en las aceras del tramo comprendido entre la plaza de Maragall y la calle del Pare Claret, en el lado mar. En el lado montaña, en teoría acabado, una zanja cavada en las flamantes aceras indica que se abrió antes de tiempo: faltaba soterrar las líneas de media tensión.
- Aragó / Enamorats. Los vecinos del límite del Camp de l'Arpa y el Clot llevan un año entre cortes, restricciones y zanjas por mejoras en la red de saneamiento. La actividad se concentra en la calle de Mallorca, entre Dos de Maig y Castillejos, y en la confluencia entre Provença y Xifré, donde esta semana apenas se ha visto a nadie, según explican los vecinos.
- Riera de Sant Miquel. Esta semana han terminado las obras de ensanchamiento de esta vía, corta pero concurrida. El miércoles la calzada recién asfaltada, aún cerrada al tráfico, causaba confusión entre los vecinos, porque no había ninguna señal explicativa.
- Rosselló / Diagonal. Está previsto que las obras que abren la calle de Rosselló en la confluencia con la avenida Diagonal, en el lado mar, terminen el 15 de agosto. La ausencia de trabajadores un día a primera hora indica que el ritmo no es frenético, pese a que el pavimento de la Diagonal está levantado. Esta avenida sufre otra restricción entre el paseo de Gràcia y el de Sant Joan, porque el carril-bus está vallado para mejorar los bordillos.
- Tarragona / Diputació. Una cuarta parte del parque Joan Miró es hoy una gigantesca zanja que albergará el depósito de las aguas pluviales. Escaleras, excavadoras, picos, palas y camiones montan guardia mientras una veintena de obreros trabajan a pleno sol. Por una vez, las obras apenas dificultan el tránsito, porque no hay viviendas en ese espacio.
- Casanova, de Gran Via a Rosselló.En este tramo una decena de obreros se afanan en poner un nuevo asfalto para amortiguar el ruido de los coches, mientras otros han decidido hacer la siesta junto a un árbol. Un poco más arriba, un solitario cartel anuncia que la calle de Aragó entre Casanova y Tarragona va a ser cortada para extender el mismo asfalto. Es una gran idea porque el ruido es ensordecedor, pero cortar Aragó va a ser un dolor de cabeza.
Esta información ha sido elaborado por Clara Blanchar, Mar Padilla y Ester Riu.
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