Desalojados 54 vecinos de un edificio que amenazaba ruina

Los problemas en el inmueble desalojado comenzaron el jueves, cuando los inquilinos avisaron a los bomberos municipales. Éstos, que tienen el parque en la plaza de Manuel Becerra, a unos 200 metros del edificio, desplazaron dos unidades y, al ver su estado, colocaron diversos testigos en las grietas y en las partes más sensibles de forma que se pudiera detectar si el inmueble se movía.

Sin embargo, la voz de alarma surgió sobre las dos de la tarde de ayer, cuando los vecinos requirieron de nuevo la presencia de los bomberos. Al lugar también se desplazaron técnicos de control de la edificación de la Gerencia Municipal de Urbanismo, que constataron que el inmueble corría riesgo de venirse abajo, ya que los testigos habían cedido. Por este motivo, decretaron su desalojo inmediato. Los técnicos avisaron a los Servicios Sociales de Información y Atención de Emergencias Sociales (Sitade).

Los moradores, en su mayoría ecuatorianos que tenían habitaciones alquiladas en las 21 viviendas de que dispone el edificio, pudieron recoger sus efectos personales y de primera necesidad antes de abandonar el edificio. La propietaria del inmueble se comprometió a cambiar la cerradura del portal, de forma que ninguna persona pudiera entrar en ausencia de los inquilinos. También entregará una copia de las llaves a la Policía Municipal para que acceda a su interior en caso de que ocurra algún imprevisto, según informó un portavoz del cuerpo policial.

Pensiones de la zona

De los 54 inquilinos, 42 tuvieron que ser realojados por los funcionarios del Sitade en pensiones y hostales de la zona, ante la ausencia de familiares o amigos con los que poder pasar la noche. La anécdota surgió sobre las ocho de la tarde, cuando se presentó en el inmueble una familia de cinco miembros que dijo que vivía en el edificio. Como no pudieron demostrar que residían en él, fueron trasladados por los servicios sociales al pabellón que tiene la Cruz Roja en la Casa de Campo.