_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Reivindicación de la muerte voluntaria

Enrique Gil Calvo

El antipsiquiatra Thomas Szasz es bien conocido en España por su constante crítica a la penalización de las drogas (Nuestro derecho a las drogas, Anagrama, 1993), así como por su lúcida denuncia de la medicalización de la vida y de la invención de la locura (El mito de la enfermedad mental, Círculo de Lectores, 1999). Pues bien, ahora amplía su lucha cívica a un nuevo campo: la defensa de la muerte voluntaria (MV), entendida como libertad fundamental.

Su alegato parte de una crítica semántica del concepto de suicidio, término peyorativo que descalifica el auto homicidio como daño criminal. En su lugar prefiere el de control voluntario de la propia muerte (MV), que analiza en paralelo al control voluntario de la natalidad (paternidad/maternidad responsables). Por eso define la MV como una acción personal elegida voluntariamente, rechazando calificarla como una pasión (locura) o un padecimiento (enfermedad), conceptos ambos que privan de responsabilidad personal.

LIBERTAD FATAL. ÉTICA Y POLÍTICA DEL SUICIDIO

Thomas Szasz Traducción de Francisco Beltrán Adell Paidós. Barcelona, 2002 295 páginas. 15 euros

De ahí que se oponga tanto al tratamiento médico de los suicidas potenciales (crítica de la prevención terapéutica del suicidio y del internamiento psiquiátrico de los suicidas fallidos, acusados de padecer depresión incurable) como a la administración médica del suicidio asistido (SA), en los casos de eutanasia voluntaria (EV) y prolongación artificial de la vida. Y si critica esta doble medicalización del suicidio es porque secuestra y expropia la responsabilidad personal del sujeto, reduciéndolo sin su libre consentimiento a objeto pasivo de la autoridad terapéutica que administran los médicos.

A partir de ahí concluye por reivindicar la libertad de disponer de la propia vida. Se trata de una libertad fundamental, es decir, de un derecho civil (y por ende político), pero un derecho negativo, o sea, inviolable por las autoridades médicas o civiles, y no un derecho positivo, que exija protección y asistencia por parte de las autoridades. Por eso se opone al suicidio asistido (SA) y a la eutanasia voluntaria (EV) a la holandesa, que infantilizan al sujeto reduciéndolo al papel de paciente menor de edad, dado que le exigen deponer su libertad personal para delegarla en la autoridad médica, que sin control alguno dispone de ella a su arbitrio discrecional.

Por supuesto, la libertad de elegir la propia muerte no es absoluta, sino que está limitada por las responsabilidades que el sujeto tenga contraídas con los demás. Así, nadie con menores o mayores dependientes a su cargo tiene derecho a suicidarse. Por lo demás, Szasz reivindica la libertad de matarse, en este libro duro, tenso, riguroso y también polémico, pero de lectura necesaria y obligada.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_