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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Obras maestras vivas

Es la obra ideal que nunca se termina. Porque desde el momento en que surge se reinventa a cada invocación o práctica. Son pasajes de la historia de la identidad de los pueblos que se hacen visible o audible a través de bailes, cantos, rituales, voces o movimientos por los cuales aún palpita el mundo.

Una estela de cantos y bailes multicolores creados por casi 30.000 personas despierta una vez al año las neblinosas montañas andinas hasta entrar en Oruro, Bolivia, y serpentear por sus calles trenzando sus milenarias creencias indígenas con la más reciente fe de la cultura cristiana.

Una algarabía de voces asemilladas con historias africanas, con músicas del desierto y sus alrededores o con los secretos de las tallas de piezas de madera no faltan a su cita diaria desde hace nueve siglos en la plaza de Jemaa el-Fna de Marraquech, en Marruecos.

Éstos son dos de los legados intangibles de la humanidad que se han abierto paso a través de los siglos tratando de guardar el sentir, las costumbres y la identidad de sus pueblos. ¿El resultado? Expresiones o manifestaciones artísticas que la Unesco intenta rescatar y conservar elevándolas a la categoría de 'obras maestras del patrimonio mundial oral e inmaterial de la humanidad'. Ya hay 19 desde el año pasado, como las de Bolivia y Marruecos. Una herencia a punto de crecer porque el 30 de junio pasado se cerró el plazo para que los países propusieran nuevas candidaturas, las cuales se anunciarán en mayo de 2003, tras un minucioso estudio del organismo de la ONU.

Aunque España ya cuenta

con una de estas obras maestras, representada en el Misterio de Elche, aspira al reconocimiento de otra: las Fiestas de San Juan de Ciudadela en Menorca. Las que se celebran cada 24 de junio en el solsticio de verano y durante tres días, según la tradición dejada tras la conquista catalana en el siglo XIV, donde se expresan las creencias religiosas con una original presencia de cabalgatas.

Son manifestaciones artísticas 'basadas en la tradición, expresadas por un grupo de individuos y reconocidas como respuesta a las expectativas de una comunidad como reflejo de su identidad cultural y social', según la normativa de la Unesco, recuerda su director Koichiro Matsuura. Expresiones que pueden estar representadas a través del idioma, la literatura, la música, la danza, los juegos, la mitología, los ritos, las costumbres y el saber tradicional artesanal o las formas tradicionales de comunicación e información. Muchas de las cuales, asegura la Unesco, están en riesgo de desaparecer.

De las 19 obras maestras vivas, y que ya se intentan rescatar o conservar, figuran cuatro de Europa, además del Misterio de Elche: los cantos polifónicos georgianos (Georgia), el teatro de marionetas siciliano Opera dei Pupi (Italia), la creación y el simbolismo de la cruz en Lituania (Lituania), y el espacio cultural y la cultura oral de Semeiskié (Rusia). América cuenta con tres, además del Carnaval Andino de Oruro: el idioma, las danzas y la música de Garifuna (Belice, con el apoyo de Honduras y Nicaragua), el espacio cultural de la Fraternidad del Espíritu Santo de los Congos de Villa Mella (República Dominicana), y el patrimonio oral y las manifestaciones culturales del pueblo de Zápara (Ecuador y Perú). África, además de la plaza de Marraquech, cuenta con tres obras más, como las trompetas Gbofe de Afounkaha y la música de la comunidad de Tagbana (Costa de Marfil). Entre las seis manifestaciones de Asia figurán la más antigua ópera de China, el Kungu, y el teatro sánscrito Kuttiyatta de India.

El reconocimiento de estos patrimonios 'permite que países con pocos tesoros monumentales muestren su riqueza de usos y costumbres reconocidas ahora como expresiones artísticas de valor incalculable', dice Joaquín Puig de la Bellacasa, director general de Bellas Artes y Bienes Culturales.

Esta categoría de patrimonio mundial es un complemento a la ya existente que busca preservar la herencia tangible dejada por el hombre (monumentos o construcciones) y la que ofrece la naturaleza (parques o reservas ecológicas). España es el país con más patrimonios mundiales: 35; le siguen Italia, con 33, y China, con 27.

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