Repsol estrena en Tarragona una moderna planta de gasóleo que cubre las necesidades de Cataluña
La nueva instalación produce hidrocarburos con un nivel de azufre muy bajo
Cataluña tiene un déficit de 600.000 toneladas de gasóleo al año. Ésta es la cantidad que producirá la refinería de Repsol YPF de Tarragona tras la puesta en marcha del nuevo hydrocracker, una planta en la que se han invertido 180 millones de euros (28.000 millones de pesetas) y que, entre otros hidrocarburos, mediante hidrógeno, convierte el gasóleo pesado en un producto de alta calidad destinado a la automoción. El producto que sale del hydrocracker, dice Andreu Puñet, director de la planta de Repsol, se anticipa en tres años a la próxima normativa europea que obligará a reducir los niveles de azufre del gasóleo, combustible del que España tiene un déficit de seis millones de toneladas.
El hydrocracker permite sacarle todo el provecho al gasóleo pesado que resulta de un primer tratamiento del crudo. Mediante el uso de hidrógeno, el gasóleo pesado se transforma en propano y butano, naftas, gasolinas y fuel, así como en gasóleo de alta calidad y queroseno para aviación. La planta permitirá, pues, aumentar la producción de la refinería de Tarragona, y de 160.000 toneladas de propano y butano actuales se pasará a producir 240.000 anuales, mientras que en gasóleo se pasará de 2,96 millones de toneladas a 3,52.
Además, los subproductos que genera el proceso servirán para alimentar la planta de etileno, ubicada en la misma refinería. El director de Repsol YPF en Tarragona, Andreu Puñet, calificó ayer el proceso y puesta en marcha de la planta de hydrocracker de 'modélicos' .
La entrada en producción del hydrocracker, con capacidad para procesar 1,4 millones de toneladas de crudo al año, ha requerido la construcción de una planta de hidrógeno en la que se han invertido 42 millones de euros (7.000 millones de pesetas) y ha precisado modificaciones en la refinería por unos 30 millones de euros. La refinería se autoabastece de la electricidad que requiere el proceso de compresión de hidrógeno, que es de tres megavatios, el 10% de lo que consume Tarragona.
Según explicó Puñet, la nueva planta reducirá la importación de naftas, permitirá la exportación de productos pesados y facilitará a Repsol la posibilidad de aumentar la capacidad de entrada de la compañía en un sector como el del diesel, que se prevé que aumentará en los próximos años. Por otra parte, la normativa europea fijará en 2005 una reducción del azufre presente en el gasóleo, que pasará del 0,035% actual al 0,005%. Puñet aseguró que con este gasóleo de alta calidad, cada año se evitará enviar a la atmósfera 25.000 toneladas de azufre.
Reactores especiales
Durante la construcción de la planta ha sido necesario el uso de transportes y medios de elevación especiales, sobre todo en el traslado de los tres reactores cuyo peso oscila entre 600 y 400 toneladas. En los reactores se produce la rotura de las moléculas de los hidrocarburos pesados mediante una corriente de hidrógeno y un proceso de catalización en condiciones de muy alta presión y temperatura. El gasóleo pesado debe calentarse a unos 380 grados antes de entrar en los reactores en los que se separa en los diferentes productos resultantes en columnas de destilación. El diseño y construcción de la planta, destacó Puñet, se ha basado en seguir la premisa de la mejor tecnología disponible (Best Available Technology, BAT), y se ha utilizado un sistema virtual en tres dimensiones para generar una maqueta electrónica de la planta.
En la planta trabajarán 50 personas. En su construcción lo llegaron a hacer un millar.
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